Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 4 de octubre de 2020.- Colores vibrantes que retratan la flora y fauna característica de Oaxaca, rostros de sus mujeres indígenas de piel broceada portando orgullosas sus trajes típicos, personajes abstractos similares a los alebrijes, entre muchos otros referentes de la identidad oaxaqueña.
Todo lo anterior forma parte de la obra del maestro Modesto Bernardo, que busca reflejar la vida y la historia de su natal Zimatlán de Álvarez, municipio perteneciente a los Valles Centrales, misma que la ha dado la inspiración necesaria durante toda su trayectoria.
“Yo creo que así debe ser, yo no veo al artista como un parche, para que su obra sea real tiene que estar engendrada en el quehacer y el sentir de las comunidades”, refiere en entrevista para ZONA ROJA.
Su más reciente obra refleja el ciclo de la vida y su conexión con la naturaleza, en el que se puede ver como un corazón se conecta con un colibrí y este a su vez con una mujer con rasgo indígenas que recibe la ayuda de la madre tierra, todo con la amplia gama de colores, el realismo y la espontaneidad que lo caracteriza.
Como mucho otros artistas, Modesto inicio su camino en la plástica por puro gusto, incluso jugando y de repente la vida lo puso el camino profesional, en donde se ha mantenido a pesar de las crisis a las que se ha enfrentado la plástica y no debido al talento que hay de sobra en Oaxaca.
“Yo creo que en todos los seres humanos hay un acercamiento hasta inconscientes a los diferentes ángulos de la creación: música, literatura, plática, lo que pasa es que lo hacemos de manera primitiva y al darte cuenta de tu gusto se pule uno, por eso decidí estudiar en la Escuela de Bella Artes”, explica.
De su ingreso a la academia ya tiene más de 30 años, 35 para mayor exactitud, sin embargo, en ese momento a excepción de los maestros consolidados, no había una profesionalización como tal en la plástica oaxaqueña, que ahora si está arraigada.
Tan es así que asegura, Oaxaca es de los lugares con más artistas plásticos no sólo en la República Mexicana, sino en toda América Latina, por lo que no duda sentirse honrado de formar parte de una tierra que pronto será conocida como el bastión de los artistas plásticos a nivel continente.
“Eso me llena de orgullo, ser de los primeros artistas de esos años y ver ahora que afortunadamente hay por cientos”, manifiesta visiblemente emocionado.
Modesto Bernardo se asume como uno de los pocos integrantes que quedan de la generación “perdida” de los ochenta, ya que previamente hay grandes referentes en la plástica como Rufino Tamayo, Rodolfo Morales y Francisco Toledo, y posterior a ellos y de forma más reciente una enorme camada de artistas que recién inician su camino con enorme talento y calidad en la técnica.
Arte popular, pintura, escultura, diseño, grabado y hasta el performance forman parte de su obra. Eso no lo es único, ya que el artista explora los nuevos materiales para proponer y crear nuevas técnicas, comprobando que el arte plástico es tan generoso que se puede hacer con todo.
Todo se puede apreciar en su taller, ubicado en calle La Noria casi esquina con Manuel Doblado, en el centro de la ciudad de Oaxaca, el cual ha servido para reunir a artista consagrados con las nuevas generaciones que buscan una oportunidad, ello con el propósito de crear una plástica oaxaqueña más elocuente y con muchos enfoques.
“Este es un taller donde yo desarrollo mi quehacer pero que todo mundo eta invitado. Bienvenidos todos. Hemos tenido la oportunidad de tener en este espacio a los compañeros consagrados y a las nuevas generaciones que están iniciando su proyecto con quienes hemos compartido conocimientos y experiencias”, dice.
Finalmente, invita a la población en general a conocer no sólo su trabajo sino la plástica oaxaqueña en general, ya que asegura cada vez hay más talleres abiertos para compartir los que les apasiona.