Evlin Aragón/Zona Roja.
Santa Cruz Xoxocotlán, Oax., 31 de octubre de 2020.- Con tumbas que datan del siglo XIX, el antiguo panteón de Santa Cruz Xoxocotlán se resiste al olvido, pese al paso del tiempo.
Es también el único camposanto de Oaxaca que tiene una capilla colonial en su interior, que está siendo actualmente restaurada.
La población de este municipio conurbado a la capital, hasta antes de la pandemia, acudía en gran cantidad durante esta temporada de Día de Muertos a llenar de vida el espacio con flores cempasúchil y cientos de velas.
Hoy inevitablemente y debido a la contingencia sanitaria, la presencia de las y los xoxeños es más reducida y sólo será permitida previo a las festividades de Todos Santos, las cuales distinguen a la localidad y este año fueron suspendidas por la autoridad municipal para evitar que sea un riesgo de contagio por Covid-19.
En su interior se encuentra ubicada una capilla antigua dedicada a San Sebastián Mártir, edificada en 1684 de acuerdo con la propia fecha grabada en su exterior y que se convirtió en la primera ubicada en el municipio, su antigüedad le ha dado el estatus de patrimonio histórico por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Así lo dio a conocer la arquitecta Patricia Muñoz García, supervisora de la rehabilitación de la capilla, quien detalló que son los muros que se intervienen de primera cuenta con recursos del extinto Fonden, para después iniciar con los trabajos de restauración en la fachada.
La importancia de la capilla es que fue la primera edificada en el municipio, lugar en donde se sabe se realizó importante labor a favor de la población, a quienes se dice enseñó a leer y escribir, de ahí que los sacerdotes fueran muy queridos e incluso algunos sepultados en el lugar.
Tanto la capilla como las tumbas son históricas en el lugar; en la fachada del espacio religioso se ubica la imagen de San Sebastián Mártir, antiguo santo patrón de la localidad, la cual evidentemente tendrá que ser restaurada por los daños que presenta en la actualidad.
Pese a que el panteón ya no cuenta con espacios disponibles, la población mantiene la tradición de visitar a sus difuntos y colocar ofrendas de la característica flor de cempasúchil la cual paradójicamente devuelve la vida al lugar, así como ubicar las luces que alumbran el camino de los fieles difuntos.
LAMENTAN SUSPENSIÓN
Pobladores del lugar lamentaron la prohibición de asistir al camposanto durante este sábado 31 de noviembre, día en el que de acuerdo con la tradición, se acompaña durante toda la noche a sus difuntos que regresan por única ocasión al año para volver a estar juntos.
Don Ángel recuerda que año con año las familias enteras se unían para recibir con flores, velas y música a sus fieles difuntos. Durante toda la noche asistía con su familia para convivir con su padre y abuelo enterrado en dicho panteón. “Veníamos año con año, venia la familia completa. Este año será distinto por la pandemia”.
Por ello se adelanta y antes que se cierren los cementerios, por mandato de las autoridades, se apresura a limpiar y adornar las tumbas de sus familiares, a quienes ahora esperaran desde casa tratando de conservar la tradición con todo y las complicaciones que vive el mundo en estos momentos.
También recuerda que previamente la festividad incluía misa en el panteón y cantos en la capilla de San Sebastián Mártir, la cual lamenta que se encuentre tan dañada por la actividad sísmica en la entidad
“Con eso de la pandemia ya no es posible estar aquí. No podremos velar a nuestros difuntos, sobre todo porque venía mucho turismo el cual tampoco pueden venir este año por la misma situación”, refiere.
De acuerdo con la tradición en Xoxocotlán, y en buen parte de la zona conurbada, el día primero de noviembre la celebración se traslada a la casa, en donde el altar puesto previamente debe incluir el almuerzo y la comida que más les gustaba en vida a sus difuntos, y se convive en familia para celebrar su estancia.
Mientras que el 2 de noviembre está destinado para la visita de las y los turistas locales, nacionales y extranjeros, quien en años anteriores abarrotaban las calles del municipio para ser parte de una de las tradiciones más arraigadas en todo el territorio oaxaqueño y que este año inevitablemente se ha visto afectada por la pandemia.