Yuridiana Sosa/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 31 de enero de 2021.- Los feminicidios en Oaxaca se han convertido en un problema grave que se extiende, ante una Fiscalía General del Estado invisible y un gobierno sin voluntad, aseveró la activista nacional Frida Guerrera en su reciente visita a la entidad.
“Oaxaca parece que no tiene Fiscalía, yo ni siquiera he visto una acción de la fiscal de género, hay un fiscal general invisible, pareciera una institución acéfala, no hay guía”, aseguró la defensora de derechos de las mujeres y activista contra los feminicidios en México.
En entrevista, lamentó que en Oaxaca la justicia para las mujeres no se alcance con el transcurso de los años y el tema del feminicidio sea descalificado en cada sexenio, así como cada vez sean más las desapariciones de mujeres y niñas, de la que tampoco hay un registro real.
Para la activista, quien ha recorrido el país por distintos casos de violencia contra las mujeres, las Alertas de Violencia de Género, como la que cuenta esta entidad desde agosto de 2018, no sirven, su confianza está en las voluntades políticas, pero en Oaxaca tampoco ve esa actitud por parte del gobierno.
“Si no hacemos algo, la saña va a ser cada vez peor”, expresó al recordar su lucha en Oaxaca, cuando en 2006 fue testigo de las diferentes violencias contra los oaxaqueños, entre ellas contra las mujeres y la cual no ha cesado, al igual que la creciente indiferencia de las autoridades.
Frida Guerrera, quien afirmó que su miedo a la denuncia lo perdió hace 14 años en Oaxaca, mandó un mensaje a las oaxaqueñas que como ella, luchan para visibilizar la violencia contra las mujeres.
“No paren, no permitan que nadie venda sus convicciones. Nos pueden atacar, levantar, quemar, injuriar en redes sociales, pero nos paren, porque si nos quedamos calladas nos van a seguir asesinando”, destacó.
En entrevista con ZONA ROJA, la defensora también compartió la violencia a un grupo de mujeres, niñas, niños y ancianas en la comunidad triqui de Tierra Blanca Copala, en la región Mixteca.
Ella, que también intervino en ayuda en esta ocasión como hace 10 años con el desplazamiento de las familias de San Juan Copala, comparó los hechos y señaló que los de este año fueron con mayor saña, “lo de hoy fue una tortura colectiva”, indicó.
Por al menos cinco días las mujeres y sus hijos estuvieron encerradas en un lugar, escuchando disparos con el temor a ser atacadas, sin alimento ni nadie del gobierno que las ayudara a pesar de las denuncias de los hechos por sus paisanos.
Expresó que los indígenas triquis viven de una gran discriminación. “Algo grave poder visibilizar el feminicidio, pero el asesinato de mujeres indígenas se queda completamente en la invisibilidad y eso iba a pasar con ellas, si no se hubieran movilizado (sus compañeras), no hubiera pasado nada (en ayuda)”.