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Opinión. ¿Y de qué sirve institucionalizar la militarización del país?

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., a 17 de octubre de 2022.- La semana pasada culminó un accidentado proceso legislativo por el cual se determinó que el Ejército Mexicano permanezca en las calles hasta el año 2028, para supuestas tareas de seguridad pública.

Con ello se institucionalizó la militarización del país, a petición de un otrora crítico de los soldados en las calles: Andrés Manuel López Obrador, quien hoy tuvo que rogar y desperdiciar capital político con tal de que se avalara dicha reforma a la Constitución Política.

¿Pero de qué sirve? La presencia de los militares en las calles, acompañando a corporaciones policiacas, no es nueva; data desde 2019, en el inicio del sexenio de la Cuarta Transformación.

Paralelo a ello, se disfrazó a más de 130 mil elementos del Ejército Mexicano y de la extinta Policía Federal como elementos de la Guardia Nacional, también para supuestas de seguridad. Y ahora al mando de nuevo de la Sedena.

El fracaso ha sido absoluto y lo dicen los más de 130 mil muertos en el sexenio de López Obrador, saldo que rebasa los números de los sexenios de Enrique Peña Nieto, Felipe Calderón y Vicente Fox.

La guerra contra el crimen organizado está prácticamente perdida y el Presidente pone su fe y confianza en los militares… como si fueran hombres probos todos, como si fueran los más honrados, los más capaces y los más preparados. Nada de eso.

VOTOS POR IMPUNIDAD

En el 2019, el Congreso de la Unión aprobó una reforma constitucional que establecía que los militares debían permanecer en las calles hasta el 2024.

Así que, en casi cuatro años del gobierno de López Obrador, siempre ha contado la presencia militar en tareas de seguridad.

Reprochable actitud hacia esa determinación por parte de un sector de la población mexicana, pues el izquierdista hoy Presidente de México, siempre alardeó, en tres lustros de permanente campaña política, que los militares deberían regresar a los cuarteles.

Previo a la enmienda constitucional, reconoció que cambió de opinión ante el recrudecimiento de la criminalidad en el país.

Fue a supuesta iniciativa del PRI, a través de una diputada, Yolanda de la Torre, que después fue premiada en su entidad natal; la coyuntura priista fue aprovechada por Alejandro Moreno Cárdenas, dirigente nacional, para lograr más impunidad, a cambio del voto de los priistas.

Fue a mediados de septiembre en que finalmente la Cámara de Diputados federal aprobó la reforma constitucional; una semana después en el Senado hubo un fracaso para lograr los votos, que se consiguió poco después.

Finalmente el pasado jueves fue avalado de nuevo por el Congreso federal y remitido a los estados.

OAXACA, “VANGUARDIA»

Y con tal de quedar bien con el Presidente de México, la madrugada de ese mismo día, sesionó la Diputación Permanente de manera extraordinaria para citar a una extra del pleno ese día a las 14:00 horas.

Y ahora sí, por instrucción presidencial, todos debían de votar a favor de la minuta de reforma a la ley, aunque no la hayan leído. 

Con absoluto desaseo legislativo, y ahora con todo el bloqueo de Morena, incluyendo los disidentes, así como los priistas, en menos de una hora avalaron el dictamen para militarizar el país. 

(Por cierto, ese fue el primer resultado de la “operación cicatriz” del grupo que asesora Flavio Sosa Villavicencio en la 65 Legislatura; el ex líder de la revuelta del 2006 fue premiado el sábado siguiente con un cargo partidista, como integrante del Consejo Consultivo de Morena, historia que narraremos en otra ocasión).

Los morenistas, por supuesto, consideraron un logro, casi la gloria, haber sido el primer estado del país en avalar dicha enmienda constitucional, olvidando sus fracasos, entre ellos la aprobación para rezagar la paridad de género en las comunidades. 

Como si no hubiera acciones más importantes qué atender, como la pobreza y la grave inseguridad, el gobernador electo, Salomón Jara, difundió en sus redes sociales:

“Mi reconocimiento a las y los diputados del Congreso del Estado que aprobaron la reforma en materia de seguridad -el primero en el país en hacerlo- que ordena a las fuerzas armadas coadyuvar en tareas de seguridad pública y el fortalecimiento de la Guardia Nacional.

¿Y TODO PARA QUÉ?

Alarma que la inseguridad sea el día a día a lo largo y ancho del país, pero sobre todo que las fuerzas de seguridad, militares o no, sean rebasadas.

Pero más alarma e indignación, y sobre todo preocupación, debería causar, primero, que el Presidente Andrés Manuel López Obrador esté poniendo empresas civiles y gubermanetales en manos de militares.

Y segundo, las graves revelaciones con el llamado “Guacamaya Leaks”, donde expone múltiples errores, deficiencias, contradicciones e incluso involucramiento de los militares con el crimen organizado.

Peor aún, que el actual secretario de Defensa se niegue a rendir cuentas con respecto a esas graves revelaciones.

“En cualquier democracia funcional, los ‘Guacamaya Leaks’ hubieran producido investigaciones, renuncias y descabezamientos políticos. En cualquier régimen parlamentario, el gobierno ya hubiera caído. En un sistema verdaderamente transformador, el general Luis Cresencio Sandoval ya habría perdido el puesto por negarse a comparecer ante miembros del Congreso. Pero en México la impunidad es la normalidad”, escribió este lunes la politóloga Denise Dresser.

Pero nada mueve al Presidente de México, mientras el país sangra. Y ni se diga Oaxaca, que este fin de semana registró por lo menos ocho asesinatos, dos de ellos en la capital, mientras que la semana pasada acumuló una veintena de crímenes.

¿Sirve el Ejército en las calles para tareas de Seguridad? ¿Y la Guardia Nacional? En ninguna parte del país hemos visto esos resultados. En el caso de Oaxaca, a los militares se les ha visto totalmente ajenos a estas tareas, mientras que la Guardia llega a sitios de delitos una hora después y sólo para tomar nota; lo hemos visto personalmente.

Mientras tanto, la Secretaría de Seguridad Pública, con su actual titular, la costeña Dalia Baños, de traspiés en traspiés y sin estrategias de prevención.

Así que, institucionalizada o no, lamentablemente la violencia y avanza aquí y en todos lados.

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