Redacción/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 21 de noviembre de 2022.- Como parte de la Iniciativa Mesoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Humanos (IM-Defensoras), la organización Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad, presentó en Librespacio “La Jícara” el libro “Entre aguas dulces y mareas. 10 años de construcción y aprendizajes sobre el cuidado y la sanación entre defensoras y sus colectividades”.
Se trata de una publicación que explica el proceso histórico de construcción y promoción de la Estrategia de Autocuidado, Cuidado Colectivo y Sanación de la IM-Defensoras, uno de los pilares de su propuesta de Protección Integral Feminista (PIF).
Al respecto, la codirectora de Consorcio Oaxaca, Coordinadora de la Estrategia Nacional de Autocuidado, Cuidado Colectivo y Sanación de la IM-D, activista, sanadora y feminista Ana María Hernández Cárdenas, señaló que el libro “habla de las aguas, de las mareas y de las aguas dulces como una metáfora de cuando las personas transitamos los procesos de sanación; no son procesos ni lineales, ni calmos siempre.
«Este libro para nosotras es un parteaguas, en una reflexión autocrítica y honesta para hablar y abrir nuestros corazones y decir que el bienestar también es nuestro derecho», dijo frente a terapeutas, sanadores y sanadoras que han acompañado parte de estos procesos.
Acompañada de Nallely Tello, moderadora de la mesa e integrante de Consorcio Oaxaca, explicó que además: “es un esfuerzo colectivo de muchas defensoras y activistas que nos juntamos en el 2010 en Oaxaca porque en nuestra labor de defensoras y activistas veíamos que nos estaba revolcando toda la violencia política, patriarcal, que estábamos siendo señaladas criminalizadas y nos estaba tocando duro esta violencia, estábamos respondiendo de manera aislada, sin mucha reflexión y capoteando esa violencia que nos descoloca”.
Este cuaderno de bitácora constituye una carta de navegación imprescindible para que el autocuidado, el cuidado colectivo y la sanación sean elementos fundamentales e ineludibles en el trabajo cotidiano de las defensoras, las organizaciones y los movimientos sociales, poniendo la vida y los cuidados en el centro de sus luchas.
Por su parte, Ruth Orozco, editora e integrante de “La Pitaya”, destacó la importancia de hacer una pausa para construir el bienestar personal y colectivo: “esa pausa la pudieron hacer ustedes gracias a poder reconocer en otras ese agotamiento y darse cuenta que el vivir así potencia la inseguridad, el riesgo, la distracción y la muerte; potencia el que no lo logremos y que la esperanza finalmente quede sepultada”.
Asimismo, Patricia Yllescas, de la Red Nacional de Defensoras subrayó que: «trabajar el tema de la autoexigencia, de la culpa, de la vergüenza, son los demonios que tenemos que trabajar las defensoras porque esos son los que nos llevan al abandono de nosotras mismas».
Y en ese contexto, la presidenta del Grupo de Estudios sobre la Mujer “Rosario Castellanos” (GesMujer), Angélica Ayala Ortiz abordó la experiencia en Casa La Serena, de ConsorcioOaxaca, un lugar para el respiro y sanación que ha acogido a centenares de defensoras y se ha convertido en un referente en su rubro.
“Nosotras tuvimos oportunidad de realizar la vivencia en Casa La Serena, un espacio donde podemos atrevernos a desnudar nuestros cuerpos, nuestras mentes y reconocernos en la mirada de la otra, y reconocer que efectivamente el activismo, el sistema patriarcal, el capitalismo descarnado y el racismo también dejan huellas en nuestros cuerpos”, abundó.
La IM-Defensoras es una articulación regional de redes de defensoras en El Salvador, Honduras, México y Nicaragua que aglutina a más de dos mil defensoras y más de 300 organizaciones. Esta organización ha sido pionera en integrar el autocuidado, el cuidado colectivo y la sanación como elementos fundamentales de la protección a mujeres defensoras y periodistas en riesgo.
Además del trabajo de Autocuidado, Cuidado Colectivo y Sanación, la IM-Defensoras fortalece redes de protección a defensoras en México, Honduras, El Salvador y Nicaragua; tiene un sistema de Registro de Agresiones, cuenta con dos casas de respiro y dos casa de acogida y desarrolla un trabajo cotidiano de denuncia e incidencia para lograr un entorno de respeto a las mujeres que desde diversos movimientos sociales luchan por un mundo más justo e igualitario.