Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., a 20 de febrero de 2023.- A punto de llegar a los tres meses, el gobierno de Salomón Jara Cruz no ha pasado de la palabra a los hechos.
La venta de plazas laborales en el gobierno; tráfico de influencias; pago por cambios de adscripción, ascensos o recategorizaciones, uno de tantos casos.
Y todo con la complacencia de quienes fueron titulares y funcionarios de la Secretaría de Administración en el sexenio de Alejandro Murat Hinojosa.
Pero no hay ningún resultado y la hidra de mil cabezas sigue campante en el Sindicato de Trabajadores y Empleados al Servicio de los Poderes del Estado, bajo la conducción del priista Juan Rafael Rosas Herrera.
No sólo mantiene su enorme poder, sino ahora ha coqueteado con el gobierno de la llamada Cuarta Transformación para seguir con el cacicazgo… y seguir con el millonario negocio de las plazas y las recategorizaciones.
“VENTA NOCTURNA”
La andanada del mandatario inició el mismo 1 de diciembre, durante su discurso tras la toma de posesión, y ante miles de personas en el auditorio “Guelaguetza”, donde acusó el otorgamiento de unas mil 500 bases para nuevos trabajadores, lo que representaba el incremento de 37 por ciento en la nómina de gobierno.
“Esto no lo vamos a aceptar, quisieron pasarse de lanza… Ya tenemos la información de que dos grandes dirigentes del PRI vendieron plazas en 100 mil, 150 mil pesos y hasta en 200 mil pesos, eso no lo vamos a permitir”, dijo entonces.
Luego en su primera conferencia de prensa semanal desde Palacio, reiteró el señalamiento y amagó con revocar los nombramientos a quienes hayan obtenido su plaza de último momento.
Ahora la cifra fue de entre mil 500 y mil 700 nuevas bases y la cifra ha rondado hasta en dos mil, pero sin ninguna base legal la denuncia.
Está a punto de llegar a sus primeros 100 días y el gobernador surgido del Partido Morena no ha dado ningún resultado concreto. Apenas la semana pasada en su programa “Gozona”, reiteró que ya habrá resultados, pero no dice cuándo.
CACICAZGO SEXENAL
Podría empezar por aquí: respaldado desde hace por lo menos dos sexenios y en el anterior principalmente por Javier Villacaña, Germán Espinosa Santibáñez y Mariana Piñeyro, Juan Rafael Rosas Herrera mantiene el control de prácticamente todas las delegaciones de las dependencias y organismos de la burocracia.
Aprieta cuando quiere y como quiere —como lo hace ahora en la Dirección del Registro Civil—, presiona, amaga, amenaza, promueve “toma de oficinas” bajo cualquier argumento, menos laboral.
El pretexto es cualquiera, con tal de seguir con los privilegios millonarios, como el manejo de la nómina gubernamental, facultad exclusiva de la Secretaría de Finanzas, a través de la Secretaría de Organización, pero que, con tal de evitar protestas en el gobierno, les fue otorgada a los delegados sindicales, que desde ahí mantienen el control de las bases.
Otro gran negocio es el doble pago para festejos como el Día de la Madre, el Día del Empleado o las celebraciones navideñas, pues aunado al presupuesto formal que existe, cada delegación sindical vuelve a exigir al o la titular de su área, nuevos regalos y festejos; incluso los delegados se atreven a pedir el dinero para comprar ellos los obsequios, sin rendir cuentas a nadie.
Hasta ahora nadie ha podido tocar a Rosas Herrera y para protegerlo, los priistas lo hicieron el año pasado regidor del municipio de Oaxaca de Juárez, desde donde sigue controlado a la burocracia.
Tiene oficinas de lujo en el barrio La Noria, con personal asignado por el Gobierno del Estado, desde donde despacha cualquier cantidad de asuntos, incluyendo negocios con proveedores de gobierno.
Apenas hace un mes se dio el lujo de realizar, por sí solo, un festival infantil general, en el marco del Día de Reyes, en la Plaza de la Danza de la capital,
Nombres hay muchos. Apenas el fin de semana, el sitio informativo “RA Noticias” detalló en una nota informativa que sigue el negocio sindical-gubernamental, ahora a través de una gente de confianza de Rosas Herrera, de nombre Lirio Azucena Morales, auxiliada por Pedro Villalobos y Norma Polanco. Claro, por supuesto, el principal operador del cacique sindical: Mauricio Javier Carreño.
“Los sindicalizados además establecen que a la par de Juan Rosas, hay otra red comandada por Germán Espinoza, quien con un grupo de operadores también se dedica a la venta de plazas, muchas de las cuales ya cobraron pero aún no pueden entregar ante la llegada del nuevo gobierno”, expone.
NIMIOS ESFUERZOS
En el año anterior, y cada elección del comité directivo, surgen diversas corrientes, llamadas planillas, que intentan arrebatar el poder, o cuando menos parte del poder, a Rosas Herrera; poco o casi nada han hecho.
El único que ha sobrevivido es el el ulisista Joel Castillo Pérez, quien por supuesto que ha medrado también con las bases laborales y con el sindicato; han minado su poder, pero no deja de tener su coto.
En la era morenista, pocos esfuerzos para conformar grupos de contrapeso al priista y a quienes lo intentan, son objeto de represalias.
Por otra parte, cada año, de acuerdo con el convenio de trabajo, como por ejemplo el del año 2022, el Gobierno del Estado se compromete a entregar 35 bases, en conjunto con el sindicato.
Pero la realidad sea otra; el caso es que el gobernador aún no tiene la fecha precisa e incluso se ha equivocado en el monto de venta de un nombramiento; van de los 300 mil a los 400 mil pesos y están involucrados los delegados, la dirigencia sindical y por supuesto, Rosas Herrera.
El actual titular de la Secretaría de Administración por lo pronto ha dado de baja al menos 400 “aviadores” de la nómina, que estaban como personal de confianza pero no tenía asignación y cobraba altos sueldos. El monstruo de la burocracia está intacto.
MONSTRUO VIGENTE
“La información pública gubernamental establece que al 15 de diciembre de 2016 había 10 mil 681 trabajadores de base; la siguiente tabla publicada hace un corte al 31 de diciembre de 2018, estableciendo que para entonces había 10 mil 962 trabajadores basificados; al 31 de diciembre de 2019 este número creció a 11 mil 291; y que al 31 de diciembre de 2020 había ya 11 mil 641. Al 31 de diciembre de 2021 había 11 mil 937 trabajadores basificados. Y que al 30 de septiembre de 2022 esta cifra alcanzaba los 12 mil 265 empleados de base.
“De todo esto, resulta interesante subrayar que la información pública gubernamental hace su último corte sesenta días antes del final de la administración del gobernador Murat. En una nota del diario ‘El Imparcial’ se refiere que ‘de acuerdo con datos de la Secretaría de Administración, al cierre del cuarto trimestre del 2020 reportó un total de 13 mil 586 trabajadores de base, adheridos al STPEIDCEO, quienes son los únicos que cada sexenio aseguran sus puestos en las diferentes dependencias gubernamentales’, dice la nota.
“¿Qué significa esto? Que, si contrastamos los dos últimos datos referidos, resulta que en los dos últimos meses de la administración del gobernador Murat se otorgaron 1 mil 321 nuevas plazas de trabajo. Fuentes de la propia Secretaría de Administración, refieren que al final del gobierno muratista se cambió la modalidad de confianza a base a 846 trabajadores. E independientemente de revisar si esos cambios de modalidad fueron legal y válidamente realizados, aun así, habría 475 plazas que habrían sido de nueva creación únicamente en esa ventana de los sesenta últimos días de la gestión de Murat Hinojosa”, escribió a mediados de diciembre el periodista Adrián Ortiz Romero.
Rosas Herrera, por lo pronto, conserva intactos sus negocios, no solamente de la venta de plazas laborales, sino de la proveduría y hasta un equipo de futbol semiprofesional tiene.
¿Qué hará Salomón Jara? ¿Pactar con el cacique sindical —quien no ha perdido oportunidad para aparecer en fotos con el actual gobernador— o cortará cabezas y sancionará? O seguirá con el negocio de la burocracia.
