Diego Enrique Osorno*
No faro, no luz, el desencanto campeaba en la izquierda de aquellos años, cuando estalló la insurrección del EZLN el 1 de enero de 1994. Un entusiasmo renacido entre progresistas urbanos, aunque con carga moral de culpa porque un grupo de miles de indígenas eran los que ponían el cuerpo para luchar, rememora la bailarina y activista Argelia Guerrero.
Va a caer Salinas de Gortari, se rumoreaba en la Sierra Sur de Oaxaca, entre mujeres que a partir de ahí crecieron inquietas y enredadas por la rebeldía que irradiaba desde las montañas de Chiapas, recuerda por su parte la abogada y defensora Yésica Sánchez Maya.
Hablar hoy del alzamiento armado zapatista es un acto fuerte porque la izquierda está cooptada por el lopezobradorismo: Generar un espacio de conversación y concentración para pensar escenarios alternativos de resistencia es desafiante, piensa la escritora y lingüista Yásnaya Aguilar.
No entiendo cómo es que seguimos hablando de neoliberalismo… ¿Qué no se supone que el neoliberalismo desapareció con el actual gobierno?, ¿o acaso ahora estamos viviendo el neoliberadrorismo?, ¿cómo entender un tren que lleva arriba a los de arriba para que los de abajo lo vean desde abajo?, se pregunta Argelia.
Escuchar no es solamente oír. Escuchar es exponerte a otros mundos, precisa el periodista y escritor John Gibler, antes de contar cuando lo acusaron en un pueblo de Perú de ser traficante de armas por fotocopiar comunicados del EZLN y repartirlos entre manifestantes. La palabra zapatista ha sido también arma peligrosa y perseguida.
Quienes una y otra vez dicen que el zapatismo no es relevante, al interpelarlo así le están dando el valor incómodo que su existencia les provoca. Suele hacerlo esa izquierda que buscó la promesa del Estado y ahora se siente a sus anchas por ahí, comenta Argelia, pero el constante caleidoscopio zapatista formado a lo largo de 40 años y lo que justo está haciendo ahora se van a valorar mejor dentro de no muchos años, piensa Yásnaya.
Toda esta conversación gira como espiral tras la proyección de La Montaña en el Festival Ambulante. Yésica cierra su participación ratificando la principal conclusión del último Encuentro de Mujeres que Luchan: “Acordamos Vivir”. A unos meses de cumplir 40 años de su fundación y 30 de su alzamiento, el EZLN vive.
*Escritor y periodista.
@DiegoEOsorno
