Diego Enrique Osorno*
Unos hombres armados caen del cielo en parapentes durante un festival de música por la paz en la frontera de Gaza. Desde diversas perspectivas, las imágenes diseminadas en medios y redes sociales van dando forma a una respuesta de Hamás y otros comandos palestinos a la larga guerra sostenida hace años con Israel.
En París, rumbo a Hôtel de Ville para proyectar La Montaña en la sala Luminor, como parte del Festival Viva México, hay una modorra sabatina en muchas de las caras del metro. Esta ciudad ha sido invadida por un calor veraniego en pleno otoño, cortesía de la crisis climática global y agradecida por el turismo de masas que, con gorra y camisa sin mangas, se esfuerza en deformar la belleza de la ciudad.
Aunque la modorra parisina es solo aparente: A la misma hora de la función de La Montaña están convocadas cuatro marchas en contra del gobierno de Macron. Así llega el recuerdo de que toda sala de cine puede ser, por naturaleza inevitable, un espacio de pensamiento colectivo, ¿y acaso también de insurrección?
El cine como posibilidad de sublevar y sublimar la realidad es una búsqueda que un día como éste cobra más sentido. Rebeldías y resistencias emergen ante la decadencia de un sistema que mantiene vigentes Netanyahu’s, Trump’s, Obiang’s, Le Pen’s, Putin’s… y crea nuevos frankensteins como Milei’s, Quattara’s, Bukele’s…
Claro está que en la guerra de Israel y Palestina hay una desproporción gigantesca en cuanto a la fuerza de uno y otro bando. La primera fuerza tiene un ejército que surge de un anhelo legítimo convertido, por gracia colonialista, en instrumento de manipulación y terror con el paso del tiempo; la segunda fuerza, que ni siquiera es un ejército formal, nace de la frustración y rabias acumuladas con esmero por esa manía de la comunidad internacional para pensar primero en los pueblos que en los gobiernos.
Pero hoy 7 de octubre, al estreno de La Montaña en París, finalmente llegaron todos los asistentes que podían caber en la sala Luminor. Tras el viaje a bordo del barco zapatista, colectivos parisinos tomaron la sesión de preguntas y respuestas con el público para exigir el alto a la guerra contra las comunidades rebeldes de Chiapas.
Hombres armados cayendo del cielo… no me puedo quitar esa imagen de la cabeza.
*Escritor y periodista.
@DiegoEOsorno
