Redacción/Zona Roja Cdmx.
Ciudad de México, 8 de diciembre de 2019.- A más de 24 horas de que el domicilio del reportero de “La Jornada”, Emir Olivares, fue allanado y un grupo desconocido aseguró que fue contratado para asesinar al informador como consecuencia de un trabajo periodístico sobre narcomenudeo en la UNAM, las autoridades no han aprehendido a ningún involucrado en las amenazas ni se han bloqueado los mensajes intimidatorios.
Este sábado al teléfono celular siguieron llegando textos. En uno señalaron: “No me importa el tiempo que tarde en llegar a usted. Pero de que lo chingo. Lo chingo he [sic]”, informó esa empresa editorial.
El titular de la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (Feadle), Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, indicó al periodista que el lunes se entrevistará con él, que esperará a que la procuraduría capitalina concluya la carpeta de investigación y luego el órgano a su cargo, dependiente de la Fiscalía General de la República (FGR), analizará si el asunto se relaciona con la actividad periodística y se atrae el caso.
Durante el viernes y ayer, por mensajería instantánea al celular del periodista llegaron muchos textos como éste: “Creo que usted piensa que es juego. Verdad. Yo No soy su enemigo. Eso graveselo bien [sic]”, detalló “La Jornada”.
“Contesta. Contesta. Emir. No este de comadre. Y mejor conteste. Mis muchachos no lo quisieron chingar mejor cerremos el asunto y conozca quien lo está poniendo [sic]. En sus manos está que pueda seguir viviendo tranquilo y sepa quien lo quiere ver mal. Yo no soy su enemigo”, refieren los textos enviados por mensajería instantánea entre viernes y sábado desde dos números telefónicos.
La casa del reportero fue allanada poco antes de las 12:00 horas del viernes. Al lugar acudieron policías capitalinos, personal del mecanismo de protección a periodistas y defensores de derechos humanos, así como policías federales que colaboran con el organismo de protección.
Mientras revisaban los videos en los que aparecen los dos sujetos que allanaron el departamento del periodista, fueron testigos de la llamada en que se dijo que lo sucedido se relaciona con la difusión de un trabajo sobre el narcomenudeo en Ciudad Universitaria.
En la llamada le mencionaron haber sido contratados por un millón de pesos para asesinarlo y que si quería seguir con vida negociara un pago por el doble de lo que les habían dado, y además conocería quién había dado esa orden.
En uno de los últimos textos enviados ayer, señalan: “queremos llegar a un buen acuerdo conteste y nos arreglamos. Que ha pasado Emir [sic]”.
Las amenazas contra el reportero han sido del conocimiento del Ministerio Público Federal desde junio de 2017. Por ello se le incluyó en el programa de protección a periodistas y defensores de derechos humanos. El viernes nadie de la Feadle lo contactó, y el asunto quedó en manos de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México, que registró los números desde los que se enviaron los mensajes, pero la indagatoria se inició por intento de robo.
(Con información de “La Jornada”)