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Opinión. La inevitable marca Obrador en Claudia Sheinbaum

por Agencia Zona Roja

Ismael García M./Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., a 29 de julio de 2024.- “Siempre tomo en cuenta recomendaciones”. Las palabras de Claudia Sheinbaum declaradas en un acto público no hicieron más que reforzar la irremediable marca obradorista que llevará su gobierno.

Marca impuesta desde el principio de su carrera por la presidencia: el sello y el yugo de Andrés Manuel López Obrador la seguirán a cada paso para impedir que se desvíe del proyecto del tabasqueño.

No importa ahora tanto el sello de Morena, sino que el proyecto personal del aún Presidente continúe; que el sueño de convertirse en un dictador jamás se trunque; que el sueño de perpetuarse como un salvador de México jamás se rompa.

¿Irse a vivir en solitario en su rancho “La Chingada”? ¿Dedicarse a escribir libros, a leer y a cuidar de su hacienda? En absoluto. El poder es el poder y López Obrador ya no quiere deshacerse de él.

Esa es la realidad que enfrenta y enfrentará Claudia Sheinbaum Pardo en su próximo sexenio; de hecho es la realidad que enfrenta desde que fue ungida como candidata presidencial y ahora mandataria electa.

En realidad, carga con el yugo desde que fue impuesta como la “corcholata” favorita. Y cargará no solamente con las directrices obradoristas, sino también el libertinaje de los hijos para hacer negocios multimillonarios por doquier.

LA SOMBRA

Desde que ganó las elecciones del 2 de junio pasado, y aún cuando no ha sido declarada formalmente como presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum no ha podido sacudirse en absoluto la sombra de López Obrador.

De hecho, apenas pasaron los comicios, la ha llevado a gira tras gira, fin de semana tras fin de semana, a recorrer el país.

No tanto para promocionar su figura, sino para remarcar, públicamente, vez tras vez, que ella lleva y llevará siempre el sello obradorista.

Y para recordarle que las obras faraónicas, que hasta ahora en su mayoría no han tenido la utilidad esperada, deberán continuar; es decir, le ha impuesto lo que debe hacer durante su sexenio.

Y Claudia ha obedecido al pie de la letra las instrucciones, tratando de desmarcarse de vez en cuando, cuando menos en declaraciones, de las imposiciones.

Como ha acatado las imposiciones de los integrantes de su próximo gabinete, aún de actuales funcionarios.

En el colmo, el pasado fin de semana durante la gira por el estado de Guerrero, López Obrador recomendó la constructora que deberá seguir una obra carretera en esa entidad.

“Es muy probable que los tres que están aquí (Zoé Robledo, Alejandro Svarch y Ruy López Ridaura) continúen, porque son los tres de lo mejor”, dijo el Presidente en su conferencia del pasado 16 de julio.

—¿Ya le dijo a la presidenta electa?, le cuestionó la prensa.

—No, no, yo no hablo de eso, pero es un desperdicio. Tienen un nivel académico, doctorado en salud pública, maestría en derecho… matizó.

“Siempre tomo en cuenta recomendaciones. Por supuesto, ya tocará también a todos los compañeros de Salud”, respondió Sheinbaum al día siguiente; y posteriormente confirmó los nuevos nombramientos.

“NUEVO GOBIERNO”

Así ha sido desde el 20 de junio, en que inició las primeras seis designaciones; nombramientos que en absoluto se han regido por la independencia para designar perfiles.

Sí, claro, Claudia Sheinbaum ha propuesto y logrado imponer algunos personajes, pero es indudable que, de la veintena de nombres ya dados a conocer, la mayoría lleva la marca obradorista, y faltan más.

La secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, con más fracasos que logros, llevará ahora el segundo puesto de relevancia en el gabinete, ni más ni menos que la Secretaría de Gobernación.

Marcelo Ebrard, ex secretario de Relaciones Exteriores, ahora será secretario de Economía; Ariadna Montiel continuará en la Secretaría de Bienestar; Rogelio Ramírez de la O se mantendrá en Hacienda.

Por cierto, este último fue también una imposición; Obrador lo adelantó en su conferencia matutina del 3 de junio, un día después de las elecciones, como para dejar en claro quién manda y quien mandará en el gobierno.

Como lo ordenó el Presidente, también Zoé Robledo continuará al frente del IMSS, cuyo sistema de salud está cada día peor.

Lázaro Cárdenas Batel, hijo de don Cuahutémoc, que también estuvo en el gabinete de López Obrador, irá ahora al de Claudia como jefe de la Oficina de la Presidencia.

Mario Delgado, aún dirigente de Morena, encabezará la SEP; por cierto, el Presidente también decidió que la próxima presidenta del partido guinda sea su actual secretaria de Gobernación, María Luisa Alcalde, y sólo faltan las formalidades para concretarlo.

Raquel Buenrostro, ex titular del SAT y actual secretaria de Economía, ahora encabezará con Claudia la Secretaría de la Función Pública.

Alicia Bárcena, aún titular de Relaciones Exteriores, presidirá la Secretaría del Medio Ambiente.

Juan Ramón de la Fuente, diplomático en Estados Unidos con Obrador, será secretario de Relaciones Exteriores. 

¿Hacen falta más detalles para resaltar la marca obradorista? Sí, faltan algunos nombramientos más en el gabinete legal y la mayoría del gabinete ampliado pero, por supuesto, las imposiciones presidenciales seguirán.

¿MARCA ES DESTINO?

Desde luego que no se está diciendo en este espacio que Claudia Sheinbaum Pardo no tiene la capacidad, la inteligencia y la firmeza para conducir un gobierno. Mucho menos se está rebajando su condición de mujer.

No, lo que aquí se detalla es que, a partir de los hechos y declaraciones oficiales, lleva irremediablemente la marca López Obrador y será muy difícil que se desmarque de ese sello.

No habría mayor complicación ni críticas infundadas de no ser porque las imposiciones obradoristas no tienen mucha lógica; por ejemplo, ¿por qué poner a Rosa Icela Rodríguez en Gobernación si, supuestamente, está funcionando en seguridad pública? ¿O por qué no aprovechar la experiencia y relaciones de Ebrard para continuar en la SRE? ¿O por qué poner a un inexperto, sin experiencia en la docencia, como Mario Delgado, en la SEP? ¿No hay perfiles mejores? ¿Qué teme Obrador en materia financiera que tiene que obligar a que continúe Rogelio Ramírez de la O? ¿O qué sabe de medio ambiente la aún secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena? En Fin.

No, en México no hay reelección. Pero como si la hubiera.

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