Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca, Oax., a 12 de agosto de 2024.- Lo más reciente que se sabe del Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos (CIRRSU) es que se requiere instalarlos no solamente en la región Valles Centrales, sino también en la Costa y el Istmo.
Eso lo dijo la semana pasada de manera somera el gobernador Salomón Jara Cruz, quien expuso que estos proyectos son los que se propondrían a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, para buscar el financiamiento correspondiente.
Sin embargo, ya a punto de llegar a los dos años del cierre del tiradero municipal de la Villa de Zaachila, no hay nada, absolutamente nada, de la concreción del proyecto que se tenía planeado para San Pedro Totolápam, municipio de los Valles pero ubicado en el la ruta al Istmo.
La problemática no se ha ido; únicamente se ha trasladado a las arcas municipales, como es el caso del ayuntamiento de Oaxaca de Juárez, que tiene que erogar 20 millones de pesos mensuales para trasladar a otros puntos su basura.
¿O es negocio de algunos cuantos líderes de transportistas y alguna autoridad? Porque tal pareciera que el asunto es dejar la situación como está, para seguir generando ganancias millonarias a costa de la basura.
El caso es que el problema heredado por el priista, ahora morenista Alejandro Murat, no tiene fin ni solución, a un año y casi nueve meses del gobierno morenista de Salomón Jara Cruz.
LA GÉNESIS
Fue a mediados de julio de 2022 en que pobladores de la agencia de Villa de Zaachila determinaron que se haría un precierre del tiradero, para los aproximadamente 25 municipios que vertían sus desechos en esa zona, aproximadamente 850 toneladas diarias.
No obstante, tras varias negociaciones, se llegó a un acuerdo de que se ampliaría un mes el lapso y después sólo cinco municipios tendrían tres meses más para ir a tirar su basura.
Los privilegiados por ese periodo de tiempo fueron Oaxaca de Juárez, Zaachila, San Martín Tilcajete, Santa María Coyotepec y San Bartolo Coyotepec.
Finalmente el 8 de octubre de 2022, ya en la recta final del gobierno priista de Alejandro Murat, en que se determinó cerrar en definitiva el tiradero, a capricho de los pobladores de la agencia Vicente Guerrero, azuzados por el edil morenista de Zaachila, Rigoberto Chacón Pérez.
Antes de ello y después de ello, el caos continuó; basura acumulada por todos lados, pestilencia hasta en el zócalo y el Centro Histórico de la capital; problemas de salud por doquier.
Agandalle de sindicatos que tienen recolectores particulares y que por sus pistolas hicieron su propio tiradero en las riberas del río “Atoyac”; varios meses después fueron retirados de la zona, sin ninguna sanción por supuesto, pero incluso el gobierno tuvo que retirar con sus propias unidades de motor todos los desechos.
En enero de este año se reactivó el conflicto, ahora entre las colonias Guillermo González Guardado y Renacimiento, por la disputa del ingreso al tiradero y la supuesta exigencia de cierre definitivo de dicho espacio. Luego de varias reuniones finalmente se destensó el conflicto.
LA PROPUESTA
A la llegada del gobierno de Salomón Jara Cruz, se planteó de inmediato una solución a fondo: la construcción de un nuevo tiradero en la región Valles Centrales, bajo el pomposo nombre de Centro Integral de Revalorización de Residuos Sólidos Urbanos.
Tras las primeras negociaciones, medio años después, el gobierno de Oaxaca anunció la instalación de dicho centro de manejo de basura en el municipio de San Lorenzo Albarradas… cerca del parador turístico de Hierve el Agua.
De inmediato, la información y el manejo de la situación fue concentrado en la Secretaría de Gobierno, en lugar de ser la cabeza rectora la Secretaría del Medio Ambiente estatal.
Pero errores políticos y líos con el edil panista Luis Armando Olivera, quien azuzó el conflicto, terminaron por sepultar el proyecto, por lo cual vino una pausa de al menos medio año más, con los consecuentes resultados para el ambiente y el erario.
Por fin, el 18 de octubre de 2023 —un año después del cierre del tiradero de la Villa de Zaachila, que operó por cuatro décadas— se anunció que la sede sería en San Pedro Totolápam, municipio de la región Valles Centrales distante a unos 80 kilómetros de la capital.
Se habló incluso de una inversión aproximada de 600 millones de pesos, sin precisar el origen de la inversión, y de un manejo integral de los desechos, que beneficiaría a los habitantes de dicha demarcación.
Incluso, por parte de los pobladores se creó una asociación civil que se dedicaría exclusivamente a llevar de la capital hacia esa zona los desechos; en una conferencia de prensa, el ex diputado Jefté Méndez presentó las góndolas que ya se tenían para ese proyecto.
¿QUÉ TENEMOS?
Pero a casi un año de dicho anuncio, nadie sabe qué pasó y hasta ahora no hay ninguna explicación oficial acerca de los avances reales.
Presuntamente la asamblea de Totolápam determino finalmente no autorizar el depósito de basura en su demarcación, por lo cual el proyecto simplemente está varado.
Según el anuncio oficial sobre el CIRRSU, se instalarán tres plantas principales: una de separación, otra de biofertilizantes y una celda de disposición final, pero tres meses después de los trabajos ya se podría comenzar a recibir la basura de municipios de los Valles Centrales.
No hay nada de eso. El gasto excesivo sigue para sacar la basura de la zona metropolitana de Oaxaca y llevarla a la planta de Cruz Azul, en El Barrio de la Soledad, región del Istmo, o a otras entidades, como Chiapas o Puebla.
Veinte millones de pesos cada mes, literalmente tirados a la basura, los que eroga el ayuntamiento capitalino.
Pero también se ha dejado de lado la labor preventiva: la concientización para que todos separemos, reciclemos, y reutilicemos en su caso los desechos.
Acaso algunos camiones recolectores son exigentes para recibir las bolsas o recipientes de basura; acaso en algunos municipios, como en Santa Lucía del Camino, hay un día especial y unidades especiales para recolectar los residuos orgánicos.
Pero nada más. No hay más información; no hay difusión de acciones preventivas de cuidado del ambiente; no hay inversión extraordinaria; ningún municipio se preocupa por el manejo propio de sus desechos.
Tampoco hay saneamiento integral del tiradero de la Villa de Zaachila —como anunció el gobierno que se haría—, para cerrar de manera definitiva dicho espacio.
Mientras tanto, la titular de la Secretaría del Medio Ambiente, Karime Unda Harp, ni sufre ni se acongoja… y espera que otros funcionarios le resuelvan el problema que le toca.