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Carta. Señores obispos: respeten al pueblo

por Agencia Zona Roja

Redacción/Zona Roja.

Oaxaca de Juárez, Oax., a 9 de septiembre de 2024.- En una carta pública, el activista social Flavio Sosa Villavicencio, pidió a la Conferencia del Episcopado Mexicano respetar la decisión del pueblo mexicano, respecto a las reformas al Poder Judicial.

Aquí el texto que dio a conocer el ahora funcionario del gobierno estatal:

“Tuve el honor de estar preso por luchar contra un tirano en los penales de Almoloya y después Cuicatlán. Fui testigo de que jueces y magistrados fabricaron centenares de órdenes de aprehensión contra oaxaqueñas y oaxaqueños que sólo anhelábamos justicia, y que fuimos rehenes de un sistema judicial y político corrupto. 

En su defensa de políticos corruptos, en sus altos servicios al PRI y al PAN, jueces y magistrados se instalaron por encima de las leyes, de los derechos humanos, de la Constitución, y pisotearon a la justicia.

Ese es el ‘estado de derecho’ que hoy defienden la derecha y ustedes, desde el mirador dorado del Episcopado.

En su comunicado emitido este jueves 5 de septiembre de 2024 sobre la reforma al Poder Judicial, ustedes, la Conferencia del Episcopado Mexicano, ustedes, los obispos de México, aseguran que esa medida afecta la autonomía de esa soberanía y pone en riesgo la división de poderes establecida en la Constitución.

Ya aprobada la propuesta presidencial en la Cámara de Diputados y a unas horas de discutirse ante el pleno de la cámara alta del Congreso de la Unión, es necesario precisar:

El poder integrista y la intolerancia radical de la iglesia católica fueron inamovibles por casi dos milenios en el mundo. Con estas declaraciones sobre la reforma al Poder Judicial en México, ustedes, el alto clero, muestran que se niegan a ser aplanados por la historia. 

Para quienes creemos en Dios, a veces nos resulta muy complicado entender a quienes han hablado durante mucho tiempo y siguen hablando en su nombre. A quienes durante muchos años impulsaron en México el fanatismo, la confusión y la manipulación de la ignorancia. 

A quienes desde los púlpitos prepararon al pueblo para la obediencia, nunca para la igualdad, y mucho menos para la democracia. A veces nos resulta difícil, muy difícil, darnos cuenta de que creemos en un Dios distinto al de las devociones de ustedes, que tiene los ojos color verde dólar.

Con esta posición, ustedes, los obispos de México, muestran de nuevo su defensa a los multimillonarios evasores de impuestos, a los amparados para evadir la ley y seguir contaminando con plásticos, para seguir exhibiendo cigarros a menores de edad… a esos multimillonarios de quienes, por supuesto, ustedes han sido beneficiarios históricos. 

¿Se dan cuenta de que están defendiendo no sólo los altísimos privilegios de un funcionariado dorado, sino también la libertad de los criminales más peligrosos, la injusticia disfrazada de ley, y la persecución criminal de la disidencia? 

¿Se dan cuenta de que están defendiendo a un sistema corrupto, abusivo, basado en la expoliación del ser humano y la explotación irracional de la naturaleza? ¿Cómo podrán ahora ustedes, obispos de México, explicar que lo suyo es religión y no la defensa de un modelo de pensamiento, de un modelo económico, de un modelo político?

Junto con sus afirmaciones, la responsabilidad pública de la Conferencia del Episcopado Mexicano, requiere que en el desafío se incluya también la autocrítica porque, actualmente, el alto clero de la iglesia católica, es decir, ustedes, se encuentra cada día más alejado de las preocupaciones reales, cotidianas, y del sentir de los seres humanos. Mayor preocupación deberían representarles los desafíos que les esperan en el futuro, pues parece ser que en estos tiempos tienen más templos que fieles y, al comportarse francamente como empresa, hay otras religiones que les arrebatan los mercados.

Afortunadamente, el guion histórico de la modernidad ha conseguido que en México y en el mundo la religión haya retrocedido a paso lento pero sin descanso. 

Cualquiera pensaría que la iglesia católica en este siglo XXI podría retirarse digna y silenciosamente; sin embargo, la derecha religiosa, con este tipo de pronunciamientos, plantea claramente su intención de seguir interfiriendo en los asuntos exclusivos del Estado mexicano.

Nacer, educarse, casarse y morir, eran negocios de la iglesia católica antes de Benito Juárez y la generación de la reforma. Precisamente desde Oaxaca, la tierra del Benemérito de las Américas, les manifestamos que hoy, ustedes, la Conferencia del Episcopado Mexicano, tiene la oportunidad de compartir el momento estelar de la vida política de México, respetando las decisiones del pueblo junto con las que emanen de su poder legislativo en estos tiempos de la Cuarta Transformación que vive nuestro país.

Atentamente

Flavio Sosa Villavicencio

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