Lic. Andrés Palacios Hernández
Oaxaca de Juárez, Oax., 17 de enero de 2020.- Algo tenebroso está ocurriendo en la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), pues resulta que con el accidente automovilístico que protagonizó el titular de la dependencia, Raúl Ernesto Salcedo Rosales y un civil, el pasado 11 de enero en la avenida Hornos de Santa Lucía del Camino, un panorama sombrío se asoma.
Por goteo se conocieron dos versiones, la primera por parte de la Secretaría de Seguridad, al señalar que se trató un hecho vial, común y corriente de esos que ocurren todos los días, que finalizó en la sanción de un ciudadano. Al menos eso trataron de hacer creer.
Pero vino una segunda explicación que presentó el ciudadano involucrado en el percance y que tira por la borda los esfuerzos de comunicación institucional de Salcedo Rosales, porque un valiente oaxaqueño expuso ante la opinión pública la podredumbre y miseria de un funcionario del gabinete legal del gobernador, Alejandro Murat.
A esta tenebrosa novela, se suman datos preocupantes que no se sabían hasta este momento. Vamos por partes.
Sorprende de manera espeluznante, que uno de los involucrados en este bochornoso caso es el subsecretario de Información, Guillermo del Pozo, sujeto responsable de llamar a la horda de trogloditas policiacos que amedrentaron al civil agredido el día del megaoperativo.
Este personaje, como subsecretario del C4, es el encargado de administrar la información en la Plataforma México, que alberga las bases de datos criminalísticos y de personal de Seguridad Pública y facilita su suministro, actualización y consulta de los tres órdenes de gobierno (robos, secuestros, choques, incidencias y delitos)
Lo grave del caso es que la Plataforma México según las normas establecidas de seguridad, debe ser administrada por un elemento que cumpla con los exámenes de control y confianza, entonces la pregunta es: ¿Guillermo del Pozo ya aprobó estos exámenes?, o solo tiene la facultad de manipular la base de datos por ser amigo del “gober”, cómo él cariñosamente lo llama. Habría que preguntarle al “gober», desde luego. Eso es otro tema.
Fue precisamente a éste siniestro personaje, que el día del megaoperativo por instrucciones de su jefe, Raúl Ernesto Salcedo, le fue encomendada la misión de bajar del sistema de Plataforma México, el penoso escándalo de Hornos, donde usaron la estructura gubernamental a su antojo.
Lo cual deja en evidencia un hecho sumamente macabro que es la manipulación de las incidencias de seguridad como lo son, homicidios dolosos, secuestros, violaciones e infinidad de delitos que se comentan contra los oaxaqueños.
¿Qué nos espera? Si el mexiquense Guillermo del Pozo, ordena con esa facilidad bajar un incidente de un choque; ¿qué nos garantiza que efectivamente nuestras llamadas al de por sí inoperante 911, no serán manipuladas?
Que incertidumbre para un ciudadano saber que la seguridad de la principal base de datos criminalística del país, está vulnerada en Oaxaca. Si con tanta facilidad se ordena bajar información de un choque, también se puede extraer información personal de un ciudadano -cómo en este caso, donde la víctima fue exhibida-.
Entonces con esta misma comodidad, el subsecretario puede bajar incidentes de secuestradores, de asesinos, de robacarros, y cualquier clase de delito que a usted se le ocurra.
Estamos hablando de una grave violación a los protocolos de seguridad por parte de funcionarios de gobierno de Alejandro Murat, que pueden maniobrar los delitos cometidos contra los oaxaqueños a su vil antojo.
Es decir, en Oaxaca vivimos un estado de anarquía, auspiciado primeramente por los gobernantes en turno. La corrupción y violencia que impera hoy en día tiene sus raíces en una estructura de gobierno llena del aceite de la corrupción.
Pero eso no es todo, de acuerdo con el agraviado durante la trágica tarde que sufrió en carne propia, los flagelos de la extorsión y violencia como si se tratara de un delincuente, observó a todo mundo con pistolas en mano al estilo del viejo oeste, incluido Raúl Ernesto Salcedo, y el flamante director de Vialidad, David Antonio Jiménez conocido con el mote del “electricista”.
Habría que preguntar a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) si el “electricista” a solo dos meses de estar en el cargo, ya cumplió todos los requisitos que exige esta honorable institución para la portación de un arma.
¡Pobres presidentes municipales!, ellos sí que tienen que esperar hasta un año para poder certificar y armar a sus elementos.
¿De qué se trata? Tal vez lo responda la ciencia, pero es imperdonable que en una entidad que concluyó el 2019 con más de 40 mil homicidios dolosos, constantes quejas para procurar justicia por hechos delictivos y un territorio bañado en feminicidios, se presenten estos hechos abominables.
Tal vez, si este incidente no hubiera ocurrido, si no se hubieran destapado actos impunes seguiríamos de ingenuos pensando que el combate a la violencia es una premisa en la agenda de gobierno. Pero seguimos en una ruta incierta, con un monstruo creado por el propio gobernador.