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Opinión. ¿Necesita Oaxaca una nueva constitución?

por Agencia Zona Roja

Néstor Y. Sánchez Islas

El gobernador del estado y otros funcionarios y legisladores han declarado que Oaxaca tendrá una “nueva constitución representativa”. Los boletines oficiales la describen “como intercultural y el reflejo de la riqueza étnica de México”. Con el pretexto de los 200 años de la primera de las tres constituciones que Oaxaca ha tenido, el gobernador creó una comisión estatal para la conmemoración con el “objetivo de aportar al país un elemento constitucional sobresaliente para continuar con el segundo piso de la transformación”.

Hemos tenido tres constituciones. La de 1825, la de 1857 y la de 1922.Cada una de ellas justificada enhechos históricos que transformaron al país y cambiaron su rumbo. Pretender que la mal llamada cuarta transformación esté a la misma altura de aquellos sucesos es solo parte del discurso de los fanáticos seguidores del expresidente.

Para crear una nueva constitución necesitamos la integración, primero, de un congreso convocante y, después, de uno constituyente. Hasta el momento no ha habido convocatorias para ninguno de los dos, por tanto, lo más probable es que, aprovechando el control que tiene el partido en el poder sobre el Congreso local, la modifiquen y nos vendan la idea de que ellos representan la gloria y transformación del país en tiempos modernos.

Hablemos en esta ocasión de la Constitución de 1825 y conozcamos un poco de su contexto histórico para que nos demos cuenta de la diferencia abismal entre aquellas circunstancias y las actuales.

Oaxaca y nuestro país se encontraban inmersos en una transición global con el paso de la alta a la baja modernidad, el crecimiento de un capitalismo industrial salvaje y la consolidación de los Estados-nación bajo principios liberales. Aunque había poca y lenta comunicación, las noticias del mundo llegaban a nuestra tierra y fueron semilla de profundos cambios.

El imperio español se encontraba en crisis y la metrópoli invadida por las tropas de Napoleón que habían depuesto al rey Fernando VII. Las reformas borbónicas, la rearticulación institucional y la Constitución gaditana habían traído ideas novedosas ante el pasmo de un pasado colonial que ya era insoportable.

Aquellos legisladores oaxaqueños, la mayoría de origen peninsular o criollo y con dinero para comprar libros, viajar y nutrirse de las ideas más novedosas, trataron de encontrar un equilibrio entre el constitucionalismo liberal y las enraizadas costumbres y tradiciones oaxaqueñas tratando de alcanzar cierto grado de gobernabilidad para no llegar a una ruptura drástica dada la diversidad de territorios y culturas de los pueblos oaxaqueños y la lucha entre centralistas y federalistas.

Dada su mentalidad y sus intereses particulares, aquellos legisladores impusieron a la religión católica como la oficial y mantuvieron los privilegios para la iglesia y el ejército, usaron un lenguaje dogmático ajeno a la gente, en su inmensa mayoría analfabeta, y se dejaron influir abiertamente por las ideas provenientes de los Estados Unidos y lo que podían retomar de la constitución gaditana. Eso sí, se encargaron de mantener el control sobre las elecciones para mantener el poder imponiendo un sistema electoral excluyente al que solo los alfabetizado podían acceder. El poder en manos de los criollos hizo que, en Oaxaca y en todo México, se mantuvieran muchas de las añejas estructuras virreinales. Esta situación llegó al límite con la aplicación de las Leyes de Reforma para separar a la iglesia del Estado y su consecuente guerra civil.

Aquella constitución justificó el nuevo orden surgido de la Guerra de Independencia, no surgió de manera arbitraria como hoy se entiende y se quiere hacer creera partir del discurso y manipulación oficial. Hubo una evolución natural a partir de hechos históricos y procesos políticos y, aquellos legisladores, creyeron que con su obra modernizarían a nuestra entidad que, en ese entonces, tenía mayor peso político y económico que hoy día.

¿Cuáles son los hechos histórico que hoy justifican una nueva constitución? Quienes hoy gobiernan vienen de los vergonzosos hechos de 2006 que no fue una revuelta social sino una asonada sindical a la que la APPO y sus líderes, en un papel que solo puede ser calificado de mercenario, se vendieron para darle un disfraz de lucha social. Hace 20 años la lucha era contra Ulises Ruíz; hoy es contra ellos.

La vergonzosa realidad que hoy vive Oaxaca con la ineptitud, el nepotismo, la corrupción o las alianzas con el crimen organizado no justifican una constitución a modo de un gobierno que añora un rancio pasado populista. Tampoco apoyarse en la supuesta grandeza del expresidente es un respaldo ni moral. Ahora, sin la tribuna mañanera de la manipulación, sale a la luz el desastre y el holocausto al que la 4T nos entregó al dejarnos en manos del crimen organizado.

nestoryuri@yahoo.com

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