Evlin Aragón/Zona Roja.
Shinzaburo Takeda eligió desde hace años la entidad oaxaqueña como su lugar de residencia.
Le gusta ya todo lo que es la comida oaxaqueña, aunque no olvida del todo su origen japonés. Es más oaxaqueño que los chapulines, bromea.
Su amor por el estado incluso lo ha llevado a convertirse en integrante de la comunidad universitaria, al recibir el doctorado “Honoris Causa” en reconocimiento a su labor como artista visual y ser parte de la plantilla docente de la licenciatura en Artes Plásticas.
Con la humildad que lo caracteriza, el maestro Takeda asegura que representa un honor participar en la ilustración de la agenda universitaria 2020, ya que considera a Oaxaca como su tierra y a la universidad como su casa.
La agenda cuenta con 20 ilustraciones del artista japonés, realizadas a lo largo de sus 54 años en México de donde ha adoptado la cultura para retratarla en cada una de sus piezas que han sido reconocidas a nivel nacional e internacional.
Se trata de un viaje por su trayectoria ya que de acuerdo con lo expuesto por el propio artista se utilizaron piezas realizadas desde finales de los sesentas hasta el año pasado 2018, en donde sin duda retrata buena parte de la naturaleza y cultura oaxaqueña, de la cual aún hoy en día se encuentra maravillado.
Shinzaburo Takeda asegura que su viaje espiritual y artístico inició en Oaxaca, de ahí que su obra recoja parte de sus vivencias en Pinotepa de Don Luis y su relación con la comunidad afromexicana ubicada en la región de la Costa en donde ya promueve la construcción de una escuela de arte para niñas y niños.
Las culturas originarias de otras partes del país también están presentes en su obra, tal es el caso de Chiapas, Nayarit y Chihuahua hasta donde se trasladado para conocer y convivir con los grupos indígenas de la Selva Lacandona, Huichol y Tarahumara.
“Mi obra es de ustedes, muchas gracias al señor rector -de la UABJO- Eduardo Bautista por utilizar mi material en su agenda, con mucho gusto es para ustedes”, dice, mientras comparte algunas vivencias por el estado.
Eterno enamorado de Oaxaca, el artista reafirma que su obra habla, a través de la imagen, de un estado que ha conocido a lo largo de los años, en el cual incluso ha formado escuela siendo algunos de sus alumnos Alejandro Santiago y Alberto Ramírez, entre muchos más, a quienes cariñosamente llama sus “hijitos”.
Destaca que a diferencia de Japón, en donde las escuelas de arte están llenas de talentos escogidos, en Oaxaca el talento en la plástica se desborda tal y como se puede ver al interior de la Escuela de Bellas Artes de la UABJO.