Isidoro Yescas*
Después de dos semanas de paro y movilizaciones, y con un escenario político adverso para abrogar la ley del ISSSTE del 2007, la CNTE acordó la noche del domingo primero de junio no replegarse y continuar con su plantón en el zócalo de la ciudad de México y sus movilizaciones.
Sin embargo es un hecho que, a pesar de su enorme capacidad para presionar y movilizarse, en esta ocasión no solamente han lidiado con la postura inflexible del gobierno federal, sino con todo el aparato del Estado y buena parte de los medios de información nacionales.
Es cierto que, a contrapelo de la desmovilización observada durante el sexenio obradorista, en esta ocasión la CNTE rompió con esa inercia y logró recuperar las calles, concentrando la mayor parte de sus fuerzas en la ciudad de México con el claro objetivo de poner el acento en la necesidad de sentar en la mesa de las negociaciones a la plana mayor del gobierno federal y a la misma presidenta Claudia Sheinbaum.
Con AMLO esto último no costó mucho trabajo porque en reciprocidad por el apoyo político recibido en su campaña electoral por amplios sectores del magisterio democrático, los pliegos petitorios de la CNTE, y de la Sección 22 del SNTE en particular, tuvieron el visto bueno del expresidente de la república. No obstante, algunas demandas centrales como la abrogación de la reforma educativa peñista y la ley del ISSSTE del 2007 no tuvieron la misma respuesta: la reforma educativa peñista se abrogó pero su nueva versión no satisfizo totalmente a la CNTE y en el caso de la abrogación de la Ley del ISSSTE 2007 de plano se dejó para otra ocasión que nunca llegó.
Con el nuevo sexenio de la 4T, dos factores resultaron claves para un cambio de postura y el endurecimiento del gobierno claudista respecto a quienes todavía hasta antes del inicio del paro indefinido consideraban sus aliados: el boicot a la Mañanera presidencial y el amago de movilizarse para el primero de junio, día de los comicios de la elección judicial.
Esto último no sucedió porque ya para entonces todo el aparato del Estado había aceitado su maquinaria propagandística para descalificar los métodos de lucha de la CNTE, ofrecer respuestas que ni por error aludían a la posibilidad de abrogar la ley del ISSSTE 2007 y montar una operación desmovilizadora desde las oficinas de la SEP y Gobernación, por un lado, y por el gobierno del estado de Oaxaca, por el otro, para dividir a la CNTE, y especialmente a la Sección 22, con el claro objetivo de crear las condiciones para que levantaran su paro y plantón antes del primero de junio.
No hubo boicot a la elección judicial, pero tampoco funcionó la operación de Estado para obligar a las secciones de la CNTE a levantar sus campamentos y regresar a las aulas para el lunes 2 de junio.
Como en otras etapas del movimiento magisterial, el fiel de la balanza para cooptar y dividir fue la Sección 22 del SNTE, el sector más combativo y mayoritariamente representado (y movilizado) en la Ciudad de México.
De ahí que el 30 de mayo en un documento de 12 puntos firmado por los titulares de la SEP-IEEPO y el gobierno del estado de Oaxaca se considerara la atención de algunas demandas ya instituidas desde pasados sexenios como la dotación de uniformes escolares o la dotación de luz eléctrica para las escuelas y la construcción de un hospital del ISSSTE que no son de exclusivo beneficio para el magisterio, así como la autorización por parte de la SHCP de “hasta 800 millones de pesos” para atender contrataciones, recategorizaciones, promociones, etcdel personal docente y administrativo “para el próximo ciclo escolar”.
Nada firme, solo compromisos generales a futuro y sin definir tiempos ni procedimientos que de inmediato fueron rechazadas por la Sección 22 del SNTE.
La larga y tensa asamblea estatal desarrollada el sábado 31 y una votación que por escaso margen y con muchas inconsistencias acordaba el levantamiento del paro y plantón fue otra expresión de esa estrategia desmovilizadora urdida por el gobierno primaveral que fracasó ante el acuerdo final del magisterio oaxaqueño movilizado en la ciudad de México de dejar sin efecto dicha acuerdo.
Ya acordado la continuación del paro y el reforzamiento del plantón y de sus movilizaciones, es probable que el gobierno federal termine por ceder a otras puntos del pliego petitorio de la CNTE, pero sin doblarse en la demanda central de abrogación de la Ley del ISSSTE 2007.
Paralelamente, sobre todo en el caso de Oaxaca, el gobierno primaveral estaría ahora presionando desde los municipios para el retorno a clases, mientras que a nivel federal ya no parecen tener mayores recursos políticos que operar desde los gobiernos locales.
*Maestro en Sociología y periodista.
X:@YescasIsidoro