Inicio COLUMNA Opinión. San Juan Lalana: la injusticia de los usos y costumbres en Oaxaca

Opinión. San Juan Lalana: la injusticia de los usos y costumbres en Oaxaca

por Agencia Zona Roja

Porfirio Flores*

México tiene un total de dos mil 478 municipios, de los cuales 570 se localizan en el estado de Oaxaca, lo que significa que Oaxaca concentra casi el 25 por ciento de ayuntamientos del país. 

En 1995 el gobernador de Oaxaca, Diódoro Carrasco Altamirano decidió reconocer a 412 municipios su carácter indígena para elegir sus autoridades municipales, es decir, en estos lugares no se llevan a cabo elecciones en urnas como se hace en todo el país, sino a través de asambleas comunitarias. 

Las asambleas se erigen, entonces, como el máximo órgano de decisión de los pueblos indígenas de Oaxaca que concentra 15: zoques, zapotecos, mixtecos, chianantecos, mixes, huaves, cuicatecos, chatinos, triquis, chontales, amuzgos, tacuates, ixcatecos, chocholtecos, mazatecos y la etnia náhuatl. 

Recientemente fueron reconocidos como pueblos originarios las comunidades afromexicanas asentadas en la costa oaxaqueña. 

Los usos y costumbres, hoy conocidos también como sistemas normativos internos, tienen una particularidad que los hace altamente conflictivos en materia de libertad religiosa: su sistema de cargos, que comienza con el servicio de topil o policía comunitario hasta llegar a presidente municipal, incluye cargos de la iglesia católica. 

Se puede y debe servir como sacristán, rezador, encargado de la limpieza y hasta mayordomo de la fiesta patronal. Este cargo incluye pagar comida y bebida del santo patrono del pueblo, un gasto que es sumamente elevado para todos, considerando la pobreza de las comunidades indígenas.

El crecimiento de las iglesias evangélicas en Oaxaca tanto en municipios de usos y costumbres o sistemas normativos internos ha provocado que en Oaxaca siempre existan problemas de abuso de autoridad contra los cristianos evangélicos que por cuestiones de conciencia consideran inaceptable para su fe realizar cargos religiosos.

Apenas esta semana en la localidad de San Cristóbal la Vega perteneciente al Municipio de San Juan Bautista Valle Nacional detuvieron a cuatro mujeres de la agrupación religiosa Testigos de Jehová por negarse a cooperar con la fiesta patronal del lugar.

Fueron liberadas luego de pagar la multa que les impusieron las autoridades del lugar, a pesar de ser inconstitucional y violatoria a los derechos humanos, pero su argumento es reiterado: es una decisión de la asamblea. 

Esa tensión entre usos y costumbres y libertad religiosa fue la que alcanzó uno de sus niveles más preocupantes en San Juan Lalana, particularmente en la comunidad de Cerro Cajón donde el templo de la Iglesia Cristiana Interdenominacional (ICIAR) fue incendiado el pasado 9 de agosto del 2024. 

El municipio de San Juan Lalana se ubica al norte de Oaxaca, colinda con el estado de Veracruz y está habitado principalmente por los pueblos originarios de la etnia conocida como Chinanteca, que tienen su territorio en 17 municipios de Oaxaca.

Cerro Cajón es una localidad que pertenece a la agencia municipal de San Isidro Arenal del municipio de San Juan Lalana. El conflicto comenzó con hostigamiento: les quitaron el servicio eléctrico, los privaron de los programas sociales del gobierno federal, luego les destruyeron los cables de teléfono para dejarlos sin internet. 

Antes ya habían expulsado a varias familias que se refugiaron en el municipio de Playa Vicente, Veracruz. El clímax del conflicto se alcanzó cuando fue quemado el templo y les robaron sus camionetas y ganado que tenían. 

Su argumento fue siempre que sus actos eran decisiones de la asamblea comunitaria ya que se negaban a participar en la comunidad tanto con cargos como mayordomos de la fiesta patronal. Una mentira porque la mayoría de los expulsados hacen sus cargos, solo los que tienen relación directa con la iglesia católica no los realizan. 

Con variantes distintas en Oaxaca la intolerencia religiosa parece tener carta de naturalización. 

De acuerdo a datos de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca del año 2015 a 2023 en Oaxaca se han abierto 108 expedientes por intolerancia religiosa. Cuarenta de esos casos son por incumpliento a cargos religiosos y 21 por no cooperar con las fiestas patronales. 

Tamibién de acuerdo con información de la Defensoría, Oaxaca ocupa el segundo lugar a nivel nacional por desplazamiento forzado por intolerancia religiosa. 

Una pregunta nos cruza cuando pensamos en estos escalofriantes datos: ¿Cómo un estado como Oaxaca de donde salió Benito Juárez, el creador de las Leyes de Reforma y que fue un paladín de la libertad de cultos se ha llegado a este punto?

La respuesta la encontramos en el primer arzobispo de Oaxaca, cuando la Diócesis de Antequera fue elevada a Arquidiócesis en 1891, llamado Eulogio Gillow y Zavala, jesuita de formación, amigo personal del papa Pío IX de quien fue su camarero secreto. 

Historiadores como Carlos Tello Díaz y Manuel Esparza han escrito y descrito la cercana relación entre Eulogio Gillow y Porfirio Díaz no solo para resarcir la compleja relación entre la iglesia católica y el gobierno después de 30 años de gobierno juarista que les restó todo el poder que tenían. 

Eulogio Gillow no solo recuperó muchos de los inmuebles que la ley de desamortización de bienes que Juárez implementó le había arrebatado a la iglesia, sino que se dedicó con ahínco a llevar a cabo dos grandes acciones para afirmar la estabilidad de la iglesia en Oaxaca. 

Gillow comenzó la beatificación de los llamados Mártires de Cajonos, indígenas que fueron torturados por zapotecos del municipio de San Francisco Cajonos en la sierra norte de Oaxaca y que finalmente fueron canonizados por el papa Juan Pablo II el 1 de agosto de 2002.

El arzobispo Eulogio Gregorio Gillow fue la figura clave en la coronación de la Virgen de la Soledad de Oaxaca el 18 de enero de 1909, bajo el decreto del Papa Pío X proclamando a la Virgen como Reina de Oaxaca. 

Oaxaca completa así lo que pocos lugares en América tienen: Una catedral, asiento del arzobispado. Una Basílica que además es santuario, la de la virgen de La Soledad. Y el santuario de la virgen de Juquila. Además de dos santos a los que se les puede invocar: Juan Baustista y Jacinto de los Ángeles. 

La cultura católica estaba acentuada y arraigada en Oaxaca mucho antes que en 1995 se reconocieran los usos y costumbres, lo único que vino a hacer esta reforma fue sellar el carácter religioso del Estado oaxaqueño, donde el laicismo de Juárez quedó como una aspiración o una asignatura pendiente.

*Pastor, abogado y periodista.

* Participación en el Coloquio Internacional «Historia y misión: Iglesias territoriales, protestantismo e identidad en los pueblos indígenas de América Latina”.

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