Lisbeth Mejía Reyes/Zona Roja. Foto: Joyce Del Ángel Gómez.
Oaxaca, Oax., a 12 de noviembre de 2025.- ”Las niñas no se tocan». Con esa frase plasmada en una pequeña manta, Noelia Daylen acompañaba a su madre en la marcha del pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, en Juchitán de Zaragoza.
Ocho meses después de aquella protesta, la que en la ciudad de Oaxaca fue reprimida por la Policía Estatal, la niña de cuatro años de edad y su madre, Adilene G. L. (de 21), fueron asesinadas.
Ambas son las últimas víctimas de la violencia que azota al estado de Oaxaca y que ha acabado con la vida de 78 mujeres en la entidad.
Esa violencia feminicida, atravesada también por el crimen organizado, se ha ensañado especialmente con el Istmo de Tehuantepec y el municipio de Juchitán.
Desde agosto de 2018, Juchitán es uno de los 40 del estado con Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), un mecanismo de acción urgente para frenar los feminicidios, pero que de acuerdo con la organización Consorcio, no ha sido tomado en serio por las autoridades de Oaxaca.
De enero a la fecha, han sido asesinadas 22 mujeres en esa región; 10 de ellas (casi la mitad) en Juchitán, de acuerdo con los registros del Grupo de Estudios sobre la Mujer Rosario Castellanos (GES Mujer) y Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca.
Noelia fue desaparecida la noche del 10 de noviembre, tras el ataque armado en el que su madre fue privada de la vida junto a otra mujer (K. V. S.) y un hombre (C. E. A. M.).
Un día después, en medio de la búsqueda desesperada de sus familiares y otras personas de la comunidad, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO) informaba que la niña había sido encontrada muerta en el fraccionamiento La Planta y que tres mujeres presuntamente implicadas en su desaparición y muerte fueron detenidas (R. E. B. N, M. G. S. P. y R. I. P. G.).
Ante la falta de un cuerpo que hubieran reconocido, su abuela y familiares aún guardaban la esperanza de hallar a Noelia con vida y negaban lo dicho por la fiscalía. Horas después, la FGEO confirmaba el hallazgo y aseguraba que daba acompañamiento a la familia para el reconocimiento de la menor.
NO QUEDARÁ IMPUNE
«Eres un ángel y no merecías tal sufrimiento, que tu muerte no quede impune y que tus perpetradores paguen caro lo que te hicieron». Con ese mensaje, Ivanna Castillejos, quien se identificó como familiar, despedía a Noelia.
También dedicaba palabras para Adilene, a quien se refería como su hermana.
El clamor por justicia inundó las redes sociales, donde el Grupo de Mujeres “8 de Marzo” y otras mujeres condenaron el triple feminicidio ocurrido el 10 y 11 de noviembre, además de exigir justicia y que se apliquen los protocolos de la Alerta de Violencia de Género.
«Ojalá y Juchitán abra los ojos, que despierten, que tomen consciencia de lo que se está viviendo hoy en día. Hoy fuimos nosotros y de verdad espero que ya no haya casos repetibles. Descansa en paz mi niña hermosa tan llena de vida. Estarás junto a tu mamita que amaste tanto», expresaba Ivanna.
El feminicidio de Noelia, Adilene y la otra joven, ocurrió a cinco meses de que la Secretaría de Marina y otras fuerzas federales y estatales emprendieron en Juchitán la Operación “Sable” para intervenir a la policía municipal e ir tras objetos del crimen organizado, específicamente la célula del “Comandante Cromo”, presuntamente vinculada al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Apenas el 3 de noviembre, la Fiscalía reportaba la detención de tres presuntos integrantes de la célula, con los que se estima que son más de 90 desde la puesta en marcha de la “Operación Sable”.
De esta, el secretario de Seguridad Ciudadana del país, Omar García Harfuch, ha dicho que se trata de un despliegue de la Secretaría de Marina y otras fuerzas federales y estatales en zonas de alta incidencia delictiva y para detener a objetivos específicos.
Cuestionado por un reportero de “El Universal”, Harfuch evitó señalar si el operativo es porque existen o no riesgos para el Corredor Interoceánico que impulsa el gobierno federal.
Un día después del asesinato de Noelia, las fuerzas federales y estatales desplegaron nuevamente la “Operación Sable” en Juchitán.
