Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 24 de febrero de 2020.- Y quiere ser otra vez candidato a gobernador. Se distingue por ser un político convenenciero y veleidoso, que ha transitado en casi dos décadas en al menos cuatro partidos políticos, y su único afán es obtener cargos públicos para él y para su familia.
En ese lapso, ha sido funcionario priista en Michoacán, funcionario perredista con Gabino Cué, diputado del Movimiento Ciudadano; fue senador primero por el PRD y después independiente y ahora diputado local por el PT, al igual que su esposa.
Cuando se postuló como candidato a gobernador, en 2016, pactó con José Murat para reventar la coalición opositora que postulaba a José Antonio Estefan Garfias, y hacer ganar a la coalición PRI-PVEM-Panal, contienda que finalmente ganó Alejandro Murat Hinojosa.
Sí, es Ángel Benjamín Robles Montoya, que hasta en su lugar de origen tiene contradicciones, pues primero se conoció que nació Michoacán, después, que de la Ciudad de México, y ahora que de Matías Romero. Por cierto, la enciclopedia digital Wikipedia marca estos dos sitios como su lugar de nacimiento.
Lo que sí es real es que fue espía del gobierno priista de Manuel Tinoco Rubí, en el estado de Michoacán, de donde salió prácticamente huyendo hacia Oaxaca.
Fue cobijado por Gabino Cué Monteagudo –cercano siempre a Diódoro Carrasco Altamirano, hasta la fecha– y fungió como asesor del entonces presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Cué Monteagudo, a partir del año 2002.
Ambos se lanzaron a la aventura de crear en Oaxaca el Partido Convergencia, que después mutó a Movimiento Ciudadano, que aún regentea a nivel nacional el veracruzano Dante Ranauro Delgado.
Tras ello, se convirtió en diputado local por las mismas siglas naranjas, pero ya comenzaban las fricciones en ese partido por las mismas ambiciones de Robles Montoya.
En 2010 fungió como coordinador de campaña del entonces candidato a la gubernatura, Cué Montegudo, contienda que éste ganó. En ese sexenio tuvo al menos cuatro cargos, pero en todos salió peleado con sus compañeros de gabinete, por las imposiciones que pretendía, frente a un débil gobernador.
En 2012 se convirtió en senador de la república, ahora por el Partido de la Revolución Democrática, tras abandonar Movimiento Ciudadano, porque ya no servía a sus intereses. En ese lapso fue acusado, y hay evidencias, de que favoreció a su hijo en la nómina de la Cámara alta, sin ir a trabajar éste. No bien terminaba la senaduría cuando ya buscó la gubernatura.
De su traición a la coalición opositora, así lo define Wikipedia, aunque no es una fuente oficial:
“El 15 de enero de 2016 se registra como precandidato a Gobernador del estado de Oaxaca por el PRD solamente para que el 27 de febrero del mismo año abandone a la bancada perredista al rechazar los resultados de la elección interna del partido que fueron a favor del diputado federal José Antonio Estefan Garfias. Dejando así el PRD y abanderándose como candidato para el mismo cargo, esta vez con el PT, apoyado por José Murat y la Secretaría de Gobernación. Sin embargo, el resultado de la elección no le fue nada favorable quedando en 4to lugar obteniendo menos de la mitad de los votos que José Antonio Estefan Garfias y permitiendo así la derrota de la coalición CREO, al sacar al PT de la misma”.
Y no bien terminaba la senaduría, cuando ya se postuló como diputado federal, junto con su esposa Maribel Martínez, cargos que obtuvieron, no así su hijo, que Robles Montoya pretendía fuera también legislador, pero por la vía plurinominal.
Estos últimos cargos los obtuvo bajo la cobija y la bandera de Andrés Manuel López Obrador, pero sin sumarse a Morena.
Apoyó varias presidencias municipales pero en ellas ha salido peleado porque pretende cobrar también una dieta o imponer sus empresas constructoras, como lo hizo cuando senador, a través de varios personeros, entre ellos César Morales Niño y Donato Vargas.
Hoy el Partido del Trabajo es nada, y únicamente le queda un centenar de afiliados, que ya se prepara para el 2022. Robles Montoya quiere ser otra vez candidato a gobernador, a costa de la imagen de López Obrador, y a costa del erario, de Santa Lucía del Camino, donde apenas la semana pasada le prepararon un foro para lucirse.
No obstante, en el Partido Morena a nivel nacional y en Oaxaca, el michoacano no es bien visto; el PT no tiene ninguna fuerza y en caso de que hubiera una alianza de izquierdas, Robles no sería candidato.
Recientemente a través de la diputada petista Margarita García, criticó a Adelfo Regino por presuntos desvíos de recursos o fraudes, en la construcción de caminos para las comunidades; con el morenista Oswaldo García Jarquín, también se peleó y no hay ni habrá visos de reconciliación.
Pero Benjamín Robles ya tiene espectaculares, spots en radio, intensos recorridos por las comunidades, donde por cierto no es bien visto, y sigue con las viejas prácticas de aducir que gestiona recursos federales para luego imponer sus constructoras. Por lo pronto, lo único que le queda, otra vez, es pactar, traicionar, para seguir pegado a la ubre presupuestal.