Ismael García/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 9 de marzo de 2020.- Para este lunes ya serán 38 días de huelga en la UABJO, un lapso histórico en la máxima casa de estudios.
Un Sindicato de Trabajadores y Empleados voraz; funcionarios del gobierno de Alejandro Murat y el propio mandatario que azuzan el conflicto; una Universidad en crisis y la sucesión en la rectoría, son los ingredientes del caldo de cultivo.
¿Administra el gobierno todos estos escenarios para tratar de imponer a un sucesor de Eduardo Bautista Martínez? La respuesta es sí. Y no le importa que esa determinación juegue con el futuro de más de 25 mil estudiantes, en su mayoría de familias de escasos recursos económicos. Sí, de familias indígenas por las que dice abogar.
Hace un año, días antes de la huelga de 28 días, el gobernador recibió a la dirigencia del STEUABJO, que en ese entonces encabezaba Fernando David Cruz López, a quien le metieron dos órdenes de aprehensión y le incumplieron con el pago millonario por más de medio año. En ese entonces, fue pública la foto que subió el mandatario en sus redes sociales.
En este año no hubo foto pública, pero sí van por lo menos dos reuniones –de acuerdo con los propios sindicalizados– casi en secreto, con parte del comité ejecutivo, que ahora preside Ariel Luján Pérez, con el mandatario. La sugerencia, prolongar lo más que se pueda la huelga, que será bien recompensada.
Pero si el Ejecutivo pone el desorden en lugar de apaciguar el estado, varios de sus funcionarios siguen a pie juntillas el juego del jefe.
Héctor Anuar Mafud no ve lo duro sino lo tupido, porque el “fuego amigo” le quiere quitar el puesto desde hace un año; él se defiende y en el caso del STEUABJO, mantiene el diálogo con ellos, sin la presencia de la rectoría, y les ha prometido, que el primer bono gubernamental –disfrazado de programas– será de 11.5 millones de pesos, 500 mil pesos más que el año pasado.
Ahora sólo falta definir cuánto más aumentará al otro bono –de no huelga, por cierto–, que el año pasado fue de seis millones de pesos. Así se trae a los sindicalizados, estirando la cuerda, para prolongar su estancia en la Segego.
(Por cierto, de esos millonarios dineros, que no son auditables, el STEUABJO ha guardado absoluto hermetismo y lo maneja con total opacidad. Recientemente también se difundió una lista de los beneficiarios del laudo por 18 millones de pesos, como la familia Avendaño Trujillo, con el patriarca a la cabeza).
Desde la Secretaría de Administración de Germán Espinosa Santibáñez, salen cuantiosos recursos para pagar a sus propios “operadores” y algunos “porros” a fin de que ayuden a desestabilizar a la Universidad, para maniobrar políticamente a la conveniencia del patrón, que manda desde la ciudad de México.
A José Murat también obedece única y exclusivamente, el titular del Secretariado de Sistema Estatal de Seguridad Pública, José Manuel Vera Salinas, quien opera desde hace varios años grupos de “porros” y vándalos de choque, para sembrar terror a la conveniencia.
(Vera Salinas insiste también en quedarse en el Secretariado para manejar el presupuesto millonario, para lo cual no le importa torpedear al secretario de Seguridad, Raúl Ernesto Salcedo Rosales, además de presuntamente ser el autor intelectual de la generación de varios hechos violentos).
Otro más es Donato Casas Escamilla, el nuevo rico de Oaxaca en apenas poco más de un año al frente de los Servicios de Salud de la entidad; maniobra también en conjunto con otros políticos para colocar sus piezas.
Al ejuteco, en breve le darán a conocer las propiedades que ha adquirido supuestamente con recursos públicos, tanto en la capital oaxaqueña como en su natal Ejutla de Crespo, donde presume hasta de tener gasolineras.
¿Y los diputados? El principal de ellos, Alejandro Avilés Álvarez, quien desde hace varios años tiene también sus propios “porros” y su coto de poder, a través de la maestra Leticia Mendoza Toro, su comadre, eterna funcionaria de primer nivel, reducida políticamente pero aún con presencia que puede hacer la diferencia para el ganador de la elección.
¿Y los “Chapitos? O la familia real, como le llaman, conformada por otro patriarca, Abraham Martínez Alavés, y sus hijos Eduardo y Helmes (padre y un hijo ya fueron rectores) se venden al mejor postor. Han ofrecido sus servicios a Vera Salinas para impulsar por la fuerza a Enrique Martínez a la rectoría, pero están dispuestos a negociar con quien les ofrezca mejores opciones. Tienen contacto con varios de los funcionarios estatales citados.
¿Y el rector? Parece abandonado por el Gobierno del Estado y la Federación, los únicos proveedores del recurso público. Está maniatado, no puede ir más allá de los lineamientos presupuestales.
Ha tenido el respaldo de la fracción de Morena y del Congreso del Estado, pero ha sido una bocanada política de aire, que no resuelve el problema financiero. También la ANUIES, que aglutina a universidades de todo el país, incluyendo la UNAM, se pronunció a favor de Eduardo Bautista, pero tampoco es suficiente.
¿Y el STEUABJO? Sumamente dividido, entre azules, amarillos y blancos, que se disputan el botín; unos enojados con Ariel Luján y Gustavo Avendaño, porque insisten en convertirse en millonarios a costa de un laudo.
Pretenden que –y ese es uno de los puntos que ha trabado el conflicto– la UABJO pague en una sola exhibición los 18 millones de pesos; la mayoría de los beneficiados, la familia Avendaño, incluyendo Ariel, a quien le tocaría más de 800 mil pesos. Su candidato, por cierto, es también Enrique Martínez.
El Sindicato está empecinado también en un aumento salarial del 20 por ciento y varias plazas nuevas, a sabiendas que la UABJO está quebrada; quieren “cuando menos” el 10 por ciento y eso aprovechan para llevar su juego al máximo y contribuir a la crisis.
No es el botín económico, es el botín político; no es el prestigio de la Universidad el que importa, ni la educación, ni la juventud popular e indígena. Es la cantidad de votos manipulables que representan.
Y está en la lista de espera el STAUO y luego el SECUABJO, para cerrar la pinza al 15 de mayo de 2020, en que la apuesta es la violencia, para ganar. A todo esto, ¿qué hace el gobierno de Andrés Manuel López Obrador? O espera también una tragedia.