Yuridiana Sosa/
Oaxaca de Juárez, Oax., 3 de abril de 2020.- La inmensa lona multicolor cayó. En su interior no se volvió a escuchar ni un aplauso más, ni risas; los payasos entristecen.
Desde hace casi un mes el trabajo para los circos se terminó y en Oaxaca el “Daniel Atayde Presenta” sufre las consecuencias del Covid-19.
Cerca de 40 personas que viven del circo quedaron varadas en el municipio conurbado de Santa Lucía del Camino, donde desde hace dos semanas arribaron, pero la contingencia por el coronavirus no les permitió continuar con sus presentaciones.
“Hoy no hay función”, se lee en la lona de acceso al circo, ahora cerrado; pero en su interior hombres y mujeres, jefes de familia, gritan por ayuda de la ciudadanía para poder sobrevivir en la contingencia. A donde vayan las condiciones serán las mismas, o peores.
Una de las afectadas, Saraí Gutiérrez, dice que del trabajo de esta carpa, con al menos 15 años de actividad circense –pero con más de 100 años de historia del espectáculo bajo el apellido Atayde– en distintos municipios de la entidad depende el sustento de niños de apenas un año de edad, de menores con discapacidad y de adultos mayores.
Claudia García, trabajadora del circo si animales, es madre de una menor diagnosticada con hipocondría y sufre de convulsiones, por lo que también solicita atención y ayuda con medicamentos controlados, pues no cuenta con ingresos para solventarlos.
SOLIDARIDAD
Mientras los trabajadores del circo desmontaban sus lonas la mañana de este viernes, decenas de oaxaqueños arribaron a sus instalaciones a donar alimentos para las familias del circo, ubicado a un costado de la carretera federal 190, en el crucero a San Agustín Yatareni y frente al acceso a Santa Lucía.
Saraí volvió a pedir la ayuda de la población, pues es incierta la situación a la que se enfrentan ante la contingencia.
Es necesaria la ayuda de todo tipo de productos, pero las mujeres antepusieron los artículos básicos y alimentos para los niños, como son pañales y leche.
Este circo ofrece un espectáculo sin animales, con payasos, contorsionistas, trapecistas, bailarines de ballet, alambristas y personajes animados de películas infantiles. Pero hoy cayó. Y calló. Las risas no llenan ya las butacas y las gradas. El coronavirus también arrasó aquí con la risa y enmudeció a los payasos.