Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 26 de junio de 2020.- Como Okas Marissa R. O., fue reconocida una de las dos mujeres que fueron víctimas mortales de la agresión armada que se registró este fin de semana en San Mateo del Mar.
Su cuerpo delgado presentaba múltiples golpes, al punto que su rostro estaba desfigurado debido a la violencia que ejercieron en su contra… Hace un mes, ya había denunciado violencia en su contra; pidió medidas cautelares… y las autoridades no se la otorgaron.
Vestida con pantalón azul y blusa negra sin mangas, su cuerpo quedó tendido en un terreno despejado junto con el de otra decena de personas que fueron lapidadas, torturadas y quemadas ante la omisión de las autoridades estatales en atender el conflicto que ya había prendido los focos rojos en mayo pasado que se registraron dos primeros ataques armados.
La propia Marissa estuvo en la capital de Oaxaca el 5 de mayo, denunciando la violencia de la que fueron víctimas decenas de mujeres que salieron huyendo de la localidad para solicitar medidas cautelares ante la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca, las cuales en el caso concreto de la joven mujer le fueron negadas o no se concretaron.
“Me jalaron de los cabellos, y jalaron de los cabellos a mi niña para meterla. Esa señora Teófila Ochoa González con el señor José Luis Chávez nos tuvieron ahí encerradas a mí y a mi nena”, relató en esa ocasión a las afueras de la Defensoría, a la que acudió acompañada de su hija de tres años quien también fue encarcelada junto con otras mujeres debido a los conflictos en la zona.
En entrevista en esa fecha, la joven mujer aseguró ser madre soltera y dedicarse al comercio para sacar adelante a sus hijas, sin pertenecer a ninguno de los dos grupos que se disputan el poder en la zona, a la par que relato que sin deberla ni temerla fue sacada con violencia de su domicilio por un grupo de hombres fuertemente armados y cubiertos del rostro.
–¿Cuántos hombres eran?, –pregunta una reportera durante el arribo de la mujer a la Defensoría en la capital a inicios del mes de mayo.
–Muchos, pero tenían la cara tapada y con sus armas apuntándonos para que nos llevaran a la cárcel. Mi otra nena, que además está asustada, no la puedo traer está traumada con los incendios y disparos, –refirió visiblemente afectada, con la voz entrecortada y lágrimas en los ojos.
La violencia sufrida aquel día quedó registrada incluso en la memoria de su hija de tres años que ante la pregunta de ¿a dónde te llevaron?, responde sin dudarlo “a la cárcel”.
Pese al crudo testimonio de la mujer y la solicitud de medidas cautelares que jamás llegaron, las autoridades estatales se mantuvieron omisas, situación que dejó en la orfandad a Maryfer y Ashley, de tres y seis años de edad, hijas de Okas Marissa quien fue reconocida como una de las víctimas mortales de la masacre de este fin de semana en San Mateo del Mar.
A esta familia y decenas más, el Estado les falló. Lo hizo al no tomar en cuenta los relatos de las mujeres que con lágrimas en los ojos denunciaron la violencia de la que fueron víctimas a inicios del mes de mayo y el terror que se vive en la localidad desde hace años debido a la lucha por el poder entre dos grupos, los conflictos poselectorales y la férrea defensa de su territorio por parte de la población originaria.