Yuridiana Sosa/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 24 de julio de 2020.- “Disfrute su estancia en Oaxaca, amiga, amigo. De dónde nos visita; tenemos paquetes especiales para ustedes, con todas las medidas de sanidad”. “Conozca lo mejor del estado, lo llevamos a sitios seguros, con unidades sanitizadas, vea los atractivos que puede conocer”.
Los gritos, ruegos, súplicas, son de operadores de servicio de transporte y guía para turista, que desde esta semana pululan en el zócalo… justo cuando Oaxaca volvió al semáforo rojo por la pandemia del Covid.
Y tienen clientes, porque también en el zócalo, la Alameda de León y el Andador Turístico, ya se ven los visitantes, nacionales y extranjeros, ansiosos de disfrutar del estado, pese a que aún los museos e iglesias están cerrados.
En tanto, el zócalo de la capital es sede de un tianguis popular. La vendimia que tímidamente comenzaron algunos ambulantes en días pasados se fortalece al paso de la pandemia, aún bajo el color rojo del semáforo epidemiológico.
La nueva normalidad, de la que estadísticamente aún se ve lejos retomar por el número de contagios y defunciones, es una realidad que por momentos da luces de una antigua normalidad.
El bullicio se recupera. A poco se escuchan de nuevo los gritones del comercio informal ofreciendo sus productos y lucen cada vez más los prestadores de servicios turísticos que tratan de conseguir clientes, visitantes que ya transitan por las históricas calles de la verde Antequera.
Aún cuando en el transcurso de la semana, la Secretaría de Salud reportó para la capital 154 nuevos casos, con un acumulado de dos mil 419 contagios, 174 defunciones y 151 sospechosos; con el registro máximo de 63 casos en el informe del 23 de julio.
Pero este escenario es menos importante que la necesidad laboral, tanto para los trabajadores del sector formal como el informal, incluso, que la inquietud de pasear.
Los portales que rodean la plaza de la Constitución se encuentran con más actividad durante esta semana de entrada al semáforo rojo que las pasadas en semáforo naranja.
Frente al Palacio de Gobierno, emergió un tianguis que entre la protesta y el capricho se han apoderado de los espacios públicos. Son integrantes de la organización Unión de Artesanos y Comerciantes Oaxaqueños en Lucha (UACOL) que dieron fin a la tregua por la pandemia.
La necesidad los hizo volver, pero sin medidas de sanidad con la instalación de puestos uno tras otro, sin mediar espacios que comparte junto con otro grupo de comerciantes ubicados en los bajos del recinto del Poder Ejecutivo.
Mujeres – hasta con bebé en brazos- y hombres vendedores de distintos artículos caminan alrededor de la plaza en busca de clientes. Usan cubrebocas, que por momento se retiran hostigados del nuevo complemento para salir a la calle.
Sobre el zócalo y la Alameda de León el paso de transeúntes no deja de fluir. Arriban de todos los puntos, el acceso es total. Se olvidaron de las restricciones, pese a la presencia de policías estatales que les recomiendan no permanecer en el espacio o usar el cubrebocas.
La Alameda de León es otro tianguis que poco a poco recupera su intensidad; más de una docena de sombrillas y estructuras con mercancía dan cuenta del paulatino arribo de comerciantes informales, como antes de declarada la cuarenta que se prolonga.
Así es Oaxaca, activa aún en medio de la pandemia; aún con altas cifras de contagios de un virus del que aún no hay cura. Así de grande la necesidad de conseguir ingresos para el alimento, pues los apoyos de las autoridades no han sido suficientes en lo más mínimo para mitigar la movilidad de la población más vulnerable.