Porfirio Flores*
La frontera entre un personaje y quien lo interpreta es tan delgada que muchas veces se rompe y en ocasiones ya no se sabe quién es quién, si la persona es el personaje o el personaje es la persona. Se ha reconocido ese grave problema de la personalidad en el mundo de la actuación, principalmente.
Quizá la dificultad se acrecienta en ese tema porque el público suele no hacer diferencia alguna entre la persona y el personaje. La gente cree que siempre está con el personaje que interpreta el actor y no con la persona. Robin Williams padeció ese mal. La gente siempre consideró que era un ser inmensamente feliz. La realidad cayó como losa cuando se suicidó.
Aunque muchos estaban ante Mario Moreno, muchos no dejaban de ver a Cantinflas. A la inversa eso no sucedía. De hecho, muchos querían ver siempre a Cantinflas. El mismo fenómeno ocurría con Charles Chaplin, “Chespirito”, el recién desaparecido “Cepillí”n, la “India María”, “El Chicote” y un sinfín de actores que vivieron entre un personaje y ellos mismos.
En el medio artístico hace apenas unos años, fue muy popular un personaje llamado “Huicho” Domínguez, interpretado por el actor Carlos Bonavides, quien con sinceridad reconoció que tuvo que recibir tratamiento especial para “zafarse” del personaje que literalmente se comió a la persona.
“Huicho” Domíguez fue un personaje rico en el mundo imaginario de la televisión, pero quien lo interpretó se creyó serlo y comenzó a vivir una vida que en realidad él no tenía y el resultado fue realmente lamentable para él y para sus seres queridos.
“Chabelo” es otro entrañable personaje que vive en la persona de Xavier López, quien ha interpretado a ese eterno niño por más de treinta o cuarenta años y muchos han llegado a pensar que es la misma persona.
Y justamente en estos días se discute la persona y el personaje en “Brozo” y Víctor Trujillo. Su apoyo a la causa feminista ha provocado una cascada de críticas a Víctor Trujillo porque en programas como “La caravana” y “El Mañanero” acariciaba a las mujeres que participaban con él e incluso les pedía que se sentarán en las piernas de sus invitados.
Las redes sociales han presentado toda clase de videos en los que se ve a Isabel Madow, Ingrid Brans y otra mujeres siendo acosadas en programas de televisión nacional.
Para justificarse ante las acusaciones, Víctor Trujillo ha dicho que actuaba, que era y es solo un personaje.
El gran dilema de un actor es que en México la división entre un personaje como el suyo y la persona es casi inexistente. “Brozo” tiene 25 años de presencia en medios nacionales, cinco lustros que son una carga muy pesada para separarlo de Víctor Trujillo.
* Periodista y licenciado en Derecho.