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Opinión. Oaxaca capital: un desastre

por Agencia Zona Roja

Néstor Y. Sánchez Islas 

*Con profundo afecto y respeto a la memoria de Felipe Sánchez Jiménez*.

Se prometió la esperanza y una transformación. Nadie las ha visto ni siquiera se asomaron porque lo que nos vendieron como el fin de una época negra y el inicio de un nuevo despertar es, sencillamente, una ciudad de incertidumbre y marcada por el desdén a la legalidad.

Si bien nunca fue nuestra capital un paraíso tuvo muchos mejores momentos en años pasados que ahora. El viejo régimen nunca se fue, solo se transformó y el “movimiento” que hoy tiene el poder es un digno hijo y heredero de aquellas mañas. Siguen igual, evaden los problemas, los administran y los dejan para el gobierno que venga. Lo que sí resuelven es si situación económica.

Nadamos en un mar de basura y contaminación. Rincones, fuentes y parque son un depósito de basura, orines y heces fecales.

La anarquía en las calles es la nueva cultura oaxaqueña. Poco a poco, como las hormigas, los ambulantes triquis vuelven a colonizarlas y también los espacios turísticos. Tiene esa etnia la simpatía del edil citadino y les retribuye mirando hacia otro lado y no aplicándoles los reglamentos que protestó hacer cumplir. De alguna forma hay que consentir a la clientela electoral.

Puede nuestra ciudad tener bloqueado el andador turístico, principal ruta para los visitantes, por los acomplejados normalistas y el poder del Estado permanecer pasivo. Así como ser golpeado por defender el muro de tu casa de las pintas salvajes de las hordas de “Sol Rojo”, otro grupo alcahueteado por la 4T.

Edificios públicos, privados, religiosos o culturales totalmente vandalizados. Un grafiti sobre otro, ya no caben en las paredes. Pero ni siquiera son por buenas causas, son parte del victimismo y dramatismo de los chantajistas sociales a las que son tan afines los del grupo en el poder. La moda ahora es cubrir las paredes de todo tipo de pegatinas, mezclando algunas buenas expresiones de arte urbano con todo tipo de basura pseudo artística.

El mobiliario urbano, el poco que queda, en el total abandono. Cestos de basura destartalados, semáforos inservibles, jardineras cubiertas con costras de mugre o en posesión de algún ambulante o persona fumando mariguana porque ya lo permite la autoridad.

Todo eso en el centro histórico. Pero fuera de él las cosas son mucho peores porque el turismo no se asoma por esos lares.

Los rumbos de Montoya, San Martín o San Juanito son el verdadero rostro del Oaxaca auténtico: no hay una sola calle o banqueta en buenas condiciones. Basura, tierra, polvo, mototaxistas y “urbaneros” conviven en una sincronía de caos que algunas veces culmina en trágico accidente mortal como el que costó la vida a un ciclista en la zona de Santa Rosa. Presumen obras, pero no en donde se necesitan. Construyeron su ciclovía en las calles del centro y la colonia Reforma, pero hacen falta en otras calles y avenidas. La ciclovía es responsabilidad de la Secretaría de Movilidad estatal, pero el ayuntamiento la autorizó.

También las zonas de Viguera, Pueblo Nuevo, Volcanes, Dolores, Donají o San Luis Beltrán, todas en una pérfida situación de abandono porque, a pesar de que el discurso dice que primero son los pobres, les han quitado recursos a los municipios para cubrir muchos servicios que hacen falta en esas zonas. No se diga únicamente que les quitaron las estancias infantiles y les han reducido el servicio médico, ha dejado la autoridad tal vacío que cada zona tiene a una mafia que las controla que, normalmente, se agrupa a algún sindicato de transportistas o de narcomenudistas.

La falta de vigilancia ha provocado el aumento de la inseguridad, un problema que azota a todo el país y que, en la capital, acaba de golpear a los más pudientes al dejar, en una sola noche, a muchos vehículos de lujo sobre ladrillos. Nadie se salva.

En contraste al abandono, el municipio sí tiene recursos para organizar desfiles de carnaval y ferias en la que se nota que, para este gobierno hay niveles, no todos somos iguales.

Unas viejas lonas verdes sostenidas con oxidados tubos y amarradas con gruesos mecates al suelo y otras estructuras. En medio unas mesas de plástico con un paño blanco y, por las noches, iluminadas con focos de algún vecindario. Así fue la feria del emprendimiento.

Toldos de lujo, con cielo raso para ocultar las estructuras metálicas, luces atenuadas y un diseño interior al último grito de la moda, nada de mecates a la vista ni fierros oxidados, cual boda privada de gran pompa, el municipio se gastó sus dineros en un encuentro de comideras, como se les dice en Oaxaca a las cocineras.

Hay niveles y una visión excluyente y clasista para otorgar el trato igualitario que, se supone, debería provenir de un gobierno del pueblo para el pueblo.Clasismo desde el municipio pagado con el erario.

Sí, la promoción turística la justifica, pero ¿esa es la única razón?

Twitter @nestoryuri

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