Yuridiana Sosa/ Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 27 de septiembre de 2022.- Llegó con teléfono en llamada: “Quién es Javier Jiménez Herrera, dónde está Javier Jiménez Herrera”.
La llegada de la menuda mujer tomó por sorpresa a todos. Arribó al edificio del Colegio Superior de Educación Integral Intercultural de Oaxaca (CSEIIO) con voz de mando.
Era Jaqueline López Almazán, dirigente del Codep y una de las líderes de la violenta agrupación de la Asamblea de Pueblos en Defensa de la Educación y los Derechos Humanos, quien hacía alarde de su amistad con Francisco García López.
Nadie le respondió en ese momento, poco después del mediodía, en que policías estatales y la Guardia Nacional, en despliegue inusitado, hasta con equipo antimotín, habían acudido a atestiguar al resto de trabajadores retenidos desde ayer.
No estaba Javier Jiménez Herrera, de la Secretaría General de Gobierno (Segego), sino un funcionario de la Coordinación General de Atención Regional, Eduardo Castillo.
“Le hablan, tome la llamada, es Francisco García López, ya hablé con él, para que haya diálogo”, dijo la mujer en tono imperativo.
El enviado de la Coordinación de Atención tomó la llamada, pero se cortó; la mujer volvió a marcar y le contestaron de inmediato.
Luego de ello, Jaqueline Almazán se dirigió al grupo de estudiantes de la Unidad de Estudios Superiores de Alotepec Mixe:
“Ya hablé con el gobierno, vamos a una mesa de diálogo, ya me los llevo, ya tengo lista la camioneta”.
ORDEN PARA TODOS
En seguida, retadora, se dirigió a los uniformado:
“Déjenme hablar con la Guardia Nacional y voy a hablar con Dalia (Baños Noyola) para que quite a la Policía Estatal”, y se dirigió a la Guardia Nacional.
Alardeando sus relaciones políticas e influencias se acercó a elementos de la Guardia Nacional para pedirles que se retiren del lugar, así como la Policía del Estado.
“La situación es si se puede retirar la Guardia Nacional y la Policía…” ordenó la profesora tras dar un contexto de sus relaciones y molestia de los estudiantes. “Acabo de hablar con el secretario General de Gobierno, me pidió de favor que llevara una comisión para que hablara con él; me voy a llevar a seis muchachos.
“El secretario General él está a la disposición de ayudar y yo creo que podemos dialogar.
Su intención fue frenada por la autoridad estatal, Eduardo Castillo:
“Con todo respeto, profesora, en realidad su trabajo a honras de qué nos hace favor de ayudar, se lo agradecemos”.
—No, no, yo vengo de parte de los muchachos, ya pedí la mesa de negociación con el licenciado Francisco.
—Gracias maestra, nada más para hacer una precisión…
—Sí, ya que platiquen, que dialoguen, para eso está el secretario General, para cuidar la gobernabilidad en el estado y yo creo que vamos a avanzar”.
Insistió en presumir sus influencias:
“El problema aquí es la corrupción, yo ya hablé a Comunicación, de Presidencia, con Jesús -Ramírez Cuevas, Coordinador General de Comunicación Social de la Presidencia de la República- en México, en Palacio Nacional, para que se vea esta situación”, alardeó.
Pero no tuvo efecto, e incluso, el elemento de la Guardia Nacional sostuvo sus órdenes superiores, permanecer en el lugar.
La lideresa, de acuerdo a información extraoficial, ha exigido en mesa de diálogo hasta un millón de pesos.
El grupo de organizaciones que dirige, agrupadas en la Asamblea de los Pueblos en Defensa del Territorio, Educación Pública y Gratuita y los Derechos Humanos ocasionaron graves afectaciones a la población apenas hace algunas semanas con intensa jornada de bloqueos y plantones en la capital.
EL ESCAPE
Momentos antes, entre empujones de estudiantes que trataron de impedir el paso, un reducido grupo de trabajadores del CSEIIO salieron del inmueble.
“¡No, ni madres, ya estuvimos acá pasando hambre y frío!”, gritó con enojo una estudiante que impedía el paso y alentaba a sus compañeros a mantener la barrera para que valiera la pena su protesta, en la que por 24 horas retuvieron a 20 empleados.
“¡Malditos corruptos!”, “¡Pinches chillones, sensibles!”, gritaron otros para descargar su coraje, pues no lograron impedirles la salida.
La trifulca, en las oficinas en la colonia Reforma, no pasó a mayores; después, llegó la Guardia Nacional para que la liberación del resto fuera en mejores condiciones. La directora del CSEIIO, Emilia García Guzmán, agazapada e indolente. Y todo volvió a la calma… con la ayuda del Codep.
