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Opinión. Oaxaca y el cambio climático

por Agencia Zona Roja

Néstor Y. Sánchez Islas

El calentamiento global es una realidad y su consecuente cambio climático es un asunto muy grave puesto que conlleva la supervivencia de la especie humana. Si por un lado existen los negacionistas que en aras de un interés comercial difunden información falsa que niega lo evidente, en Oaxaca tenemos una gran mayoría que no tiene ni conciencia del problema y solo se esfuerza por vivir su día a día.

Miles de especies están en peligro de extinción con un profundo impacto en la biodiversidad y, para quien crea que no nos afecta, solo basta recordar que, si las abejas se extinguieran, la humanidad moriría de hambre al no haber polinizadores para los cultivos que nos dan de comer. Los glaciares se derriten a gran velocidad, los incendios forestales son más intensos que nunca y hay una lucha permanente y desigual de las selvas, la flora y la fauna en general por sobrevivir.

Si bien existen causas naturales para el calentamiento global como lo son las erupciones volcánicas hay suficiente evidencia científica que confirma que es a partir de la era industrial de la humanidad que el ambiente se ha deteriorado rápidamente. La capacidad de regeneración de la naturaleza ha sido superada ampliamente por la capacidad de las personas para destruirlo. Lo más perjudicial en la actualidad es la emisión de gases de efecto invernadero, GEI, que lanzamos por toneladas a la atmósfera provocando en ella un efecto invernadero, es decir, como si estuviéramos en una habitación cerrada con amplias ventanas en donde entra el calor del sol, pero no puede salir, aumentando la temperatura al interior.

Preocupa a los científicos que la capacidad de las selvas del mundo para absorber carbono de la atmósfera se ha reducido tanto que es probable que estén liberando más carbono del que puedan almacenar. En pocas palabras, es casi seguro que ni aún en medio de nuestros bosques podamos respirando aire puro, y mucho menos beber agua limpia.

El efecto invernadero no es malo en sí mismo puesto que el calor que provoca es el responsable de la proliferación de la vida en nuestro planeta, sin embargo, lo preocupante es el aumento excesivo de las temperaturas que estamos provocando al lanzar a la atmósfera miles de toneladas de CO2 producto de la combustión de los combustibles fósiles, como lo son las gasolinas, el gas, la leña o el carbón. Tan alta es la polución que la tierra ya no tiene capacidad para regenerase a través de corrientes de aire o de las lluvias como lo hizo durante millones de años. En solo tres siglos hemos contaminado más que en toda la historia de la tierra.

¿Dónde está lo grave? En que estamos por llegar a un punto de no retorno. El apocalipsis climático está tocando a nuestras puertas y no se salvará ni el rico ni el pobre, ni el poderoso ni el desconocido: calores y fríos extremos, sequías terribles, aumento en el nivel del mar por el derretimiento de los glaciares, incendios que arrasarían campos y ciudades. 

Estamos sumidos en una vorágine informativa dominada por los temas coyunturales que nos ocupan y no entendemos que aquí, en nuestra tierra, estamos ayudando a empujarnos al abismo climático. Nos preocupa la ola de ejecuciones diarias, la alta inflación y los desbordados precios de los alimentos. Es normal, pero es hora de que metamos en nuestras agendas el problema que casi ya nos alcanzó. Estamos a punto de entrar en los meses más calientes del año y, en unos días dejaremos de quejarnos por los fríos extremos para quejarnos de los calores infernales, sequías e incendios forestales.

A pesar de la casi nula actividad industrial en Oaxaca producimos muy altos niveles de gases de efecto invernadero. De acuerdo con datos históricos del portal europeo “Meteoblue”, a partir del año 1979 se ha incrementado en promedio medio grado centígrado la temperatura. Para entender esta cifra hagamos un ejercicio muy sencillo: ¿Cuánta energía de leña, gas o diésel necesitaríamos quemar para elevar la temperatura del agua solo en medio grado de la presa de Temascal o de Jalapa del Marqués? Cierto, miles de toneladas de combustible y polución.

Un aumento de solo un grado más sería el desastre.

Tenemos importantes generadores de CO2 en los palenques de mezcal, las ladrilleras, los miles de autos y los cientos de bloqueos y plantones que provocan que los traslados tomen más tiempo. La quema de llantas y autos en las protestas, los ríos convertidos en cloacas, las calles en basureros y la falta de conciencia de la población son la receta para una tormenta climática perfecta. ¿Y los políticos? Ellos se dedican a pelar por el poder, no hay estadistas, no esperemos nada de ellos.

LOS PERIODISTAS

Nuevamente recorrió las calles de Oaxaca una protesta de periodistas contra la violencia en su contra. Debe entender el gobierno que, a pesar estar matándonos no han logrado callarnos. Por naturaleza, por convicción y por obligación, seguiremos cuestionando al poder.

nestoryuri@yahoo.com

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