Inicio COLUMNA Opinión. Las definiciones de Morena en Oaxaca disipan el mito del ‘día de campo’ electoral

Opinión. Las definiciones de Morena en Oaxaca disipan el mito del ‘día de campo’ electoral

por Agencia Zona Roja

Adrián Ortiz Romero Cuevas*

Morena ha ido de sorpresa en sorpresa en Oaxaca. Las dos principales, dan cuenta no sólo de la búsqueda del endurecimiento en las posiciones legislativas para después de 2024; sino sobre todo de que ya hay claridad respecto a la necesidad urgente de que todos los candidatos garanticen lealtad, pero que sobre todo sumen votos a la causa morenista. La realidad apunta a que la jornada electoral no será un día de campo para el partido guinda.

En efecto, la semana pasada se anunció que la fórmula de candidatos de Morena al Senado por Oaxaca serán Antonino Morales Toledo y la hoy diputada local Luisa Cortés García. La noticia sorprendió sólo a los ingenuos: aunque Nino Morales había sido “destapado” desde por el gobernador Salomón Jara aparentemente llevando como compañera de fórmula a Laura Estrada Mauro, al final se terminaron imponiendo tanto los costos como los intereses de fondo que se jugará Morena en esta elección.

¿De qué hablamos? De que sólo en la capa más superficial, a Laura Estrada Mauro le jugó en contra el hecho de no haber sido una aspirante con popularidad frente al electorado. En las encuestas internas del partido guinda como del gobierno estatal, pronto les quedó claro que la intención del voto a favor no era uno de los activos de Estrada. No obstante, había más de fondo: su poca capacidad para ser una operadora política eficaz no para el gobernador Jara sino para Claudia Sheimbaum; las escasas demostraciones de convicción por las causas lopezobradoristas; y, en general, el hecho de ser una figura política de poco peso en las arenas nacionales. 

Evidentemente, todo eso se le puede regatear, en las mismas o quizá más altas proporciones, a Antonino Morales Toledo: tampoco ha demostrado cualidades como operador político; no es una figura de talla si quiera regional en el sureste del país; y su liderazgo es cuestionado por la gente de su propia región, que no deja de verlo con recelo por sus presuntas relaciones peligrosas. 

Aun así, Antonino Morales tiene un gran activo, del que Laura Estrada careció a la hora de las definiciones: la venia incondicional del Gobernador del Estado para convertirlo en su candidato al Senado, en la misma proporción que hace seis años Alejandro Murat resolvió hacer abanderado a Raúl Bolaños Cacho Cué, obligando a todos a alinearse a sus intereses. En ese nivel de incondicionalidades, queda claro que lo de menos es la popularidad o el trabajo político que pueda tener ese candidato frente a sus electores. Pero ese fue un tamiz por el que no logró pasar Estrada Mauro. 

Ahora bien, ¿por qué Luisa Cortés? Tal parece que el presidente López Obrador sí está incidiendo personalmente en algunas decisiones, y que ellas están determinadas por la necesidad de buscar cuadros leales, experimentados y políticamente sólidos. Para ello está buscando a la gente que empujó al morenismo desde sus inicios, y que él conoce y ubica personalmente. 

Entre esas personas, en Oaxaca, está Luisa Cortés García, a quien terminaron subiendo a la segunda posición en la fórmula de candidatos al Senado sin hacer precampaña, y sin desgastar su figura. Ahí pesó más la referencia directa del Presidente que cualquier otro interés o compromiso generado por el gobernador Jara con sus allegados. Ella parece tener la confianza del Presidente; Laura Estrada, no.

EL JUEGO POR LA CAPITAL OAXAQUEÑA 

Anoche se anunció que Francisco Martínez Neri repetirá como candidato de Morena a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez. El anuncio fue el disfraz de siempre: se eligió, por una encuesta que nadie conoce, como “coordinador de los comités de defensa de la 4T en la capital oaxaqueña”. En realidad, es la máscara de un acuerdo político que revela mucho de lo que está considerando el lopezobradorismo a ras de tierra.

¿De qué hablamos? De que todos los morenistas del país tienen la encomienda de no perder una sola posición. Tienen, además, el mandato de no privilegiar los acuerdos privados, frente a los intereses del partido. El llamado “Plan C” consiste en no dejar piedra sobre piedra en la búsqueda de un triunfo contundente frente a la alianza opositora. Queda claro que lograrlo es más difícil que decirlo. Y parece ser que en Morena están entendiendo que esos votos hay que ir a conquistarlos en todos los espacios, porque Claudia Sheimbaum no es López Obrador que atrae adeptos incondicionales con su sola presencia.

La capital oaxaqueña es ejemplo de ello: los intereses políticos jugaban a favor del diputado local Luis Alfonso Silva Romo, a quien le inyectaron carretadas de dinero en propaganda, publicidad y eventos masivos, con tal de ubicarlo como alguien capaz de disputarle la presidencia municipal de la capital a Martínez Neri. 

Sólo que en el Gobierno del Estado leyeron mal el efecto de dejar que le explotaran todos los problemas —la crisis de la basura, la inseguridad, el ambulantaje— a la autoridad municipal: parece que la ciudadanía asumió todo eso, no como resultado de una mala gestión de Neri, sino como la consecuencia de que el gobierno estatal lo dejó solo frente a la compleja problemática de la capital.

Sólo así puede explicarse que aún con todos los problemas de la ciudad, y con todo el dispendio que se hizo a favor de Silva Romo, Martínez Neri haya salido como el mejor posicionado en las encuestas. De no ser así, previo acuerdo político, lo habrían encaminado a una posición distinta —una diputación, por ejemplo— para allanarle el camino al aparente favorito del régimen oaxaqueño. 

No fue así. Porque saben que la combinación de una mala gestión con una mala decisión puede llevarlos a perder la capital. Saben que tienen que ir por cada voto. Y tuvieron que aceptar que en este caso el preferido del régimen no necesariamente es el más aceptado por la ciudadanía.

EPITAFIO 

El lado B de la actual verticalidad morenista se encarna en gente como Liz Arroyo, que no estuvo en el anuncio de la candidatura por la capital oaxaqueña. ¿Jugará la ruta de la impugnación? ¿Optará por la ruptura o, de plano, se decantará por el juego sucio hacia sus propios compañeros de partido? Todo puede pasar. 

*Abogado y periodista.

@ortizromeroc

@columnaalmargen

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