Evlin Aragón/Zona Roja.
Oaxaca de Juárez, Oax., 6 de septiembre de 2019.- Con un muy breve homenaje en el teatro “Macedonio Alcalá”, que consistió en una guardia de honor por parte del mandatario Alejandro Murat Hinojosa, acompañado de su esposa Ivette Morán de Murat, y la secretaria de Cultura, Alejandra Frausto, fue como el gobierno del Oaxaca le dijo adiós al máximo exponente de la plástica contemporánea en México.
Después de las dos de la tarde, el Ejecutivo estatal arribó al recinto en donde se proyectaron las imágenes más emblemáticas del pintor de origen juchiteco -que puso el nombre de Oaxaca en lo alto a nivel mundial- para encabezar la guardia de honor, que a decir de los presentes careció de todo tipo de emotividad.
No se pronunciaron palabras dedicadas al maestro que dejó un gran legado en Oaxaca, no sólo en la plástica sino en la infraestructura cultural y la lucha social que muchas veces encabezaba, no hubo reseñas sobre su vida y obra, sólo la foto oficial de las autoridades, que cumplieron a secas con el homenaje.
Mientras la secretaria de Cultura a nivel federal, Alejandra Frausto, declaró que se están planeando una serie de eventos en memoria del pintor oaxaqueño, incluido un homenaje en el palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México, a la par de reconocer el invaluable aporte para la cultura del país de Francisco Toledo.
Para una de las asistentes al evento, más que sencillo el homenaje fue una vergüenza, una forma más de las autoridades para tomarse una foto que van a difundir y presumir en las redes sociales y los medios, como si de verdad les importara la irreparable perdida del pueblo oaxaqueño.
“Usted cree que vale la pena que nos tengan esperando aquí para que se tomaran su foto nada más, ¡qué vergüenza!, vergüenza ajena sobre pena ajena, vergüenza ajena sobre el luto de un pueblo, sobre la memoria del maestro”, gritó la mujer dirigiéndose a la camioneta en la que se trasladaba el gobernador del estado Alejandro Murat en compañía de su esposa.
Pese a lo anterior la emoción, el cariño y la consternación por la perdida del maestro oaxaqueño tuvo su lugar en el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca, su segundo hogar, su oficina, su centro de reunión, de inspiración, incluso su búnker cuando enfrentó a las autoridades de Oaxaca en oposición a la destrucción de reservas ecológicas para la construcción de un Centro de Convenciones.
Ahí llegaron todas las personas con las que convivió en algún momento, sus alumnos, seguidores, trabajadores, colegas, compañeros de lucha en cada una de las causas que no sólo abanderó sino que hizo suyas, hasta la tarde este viernes, decenas de personas siguen visitando el IAGO con flores blancas en mano para decir adiós, al más grande de los oaxaqueños de los últimos tiempos.