Redacción/Zona Roja Cdmx.
Ciudad de México, a 11 de junio de 2023.- Aunque frágiles, los cuatro niños indígenas rescatados de la selva de Colombia tras una asombrosa hazaña de supervivencia se encuentran «fuera de peligro» y «contentos» en un hospital de Bogotá, informaron el gobierno y familiares de los menores este sábado.
«Acabo de mirar a los nietos. Primero, tienen vida, están muy acabaditos, pero yo sé que están en buenas manos», dijo a la prensa Fidencio Valencia, indígena huitoto de 47 años, a las afueras de un hospital militar de la capital.
Lesly (13 años), Soleiny (9), Tien Noriel (5) y Cristin (1) viajaban junto a su madre, un líder de su comunidad originaria y un piloto en un avión monomotor que cayó a tierra el pasado 1 de mayo y quedó con el frente destrozado en medio de la espesa selva del departamento de Caquetá (sureste). Todos los adultos fallecieron y sus cadáveres fueron encontrados en los alrededores del accidente. Los niños, en cambio, fueron hallados 40 días después.
Están «impactados», pero «de acuerdo a los informes médicos, están fuera de peligro», informó el ministro de Defensa, Iván Velásquez.
A Lesly «tenemos que reconocerle no solo su valor, sino su liderazgo. Fue por ella que los tres hermanitos pudieron sobrevivir a su lado. Con sus cuidados, con el conocimiento de la selva», añadió en rueda de prensa.
El general Carlos Rincón, médico del hospital, indicó que los niños están en «condiciones clínicas aceptables» y recibirán «soporte tradicional y psicológico para poder adecuarse a estas nuevas condiciones».
Con perros rastreadores, helicópteros y aeronaves, un centenar de militares y decenas de indígenas dieron con el paradero de los menores el viernes. En las primeras imágenes se les veía frágiles, delgados y sin zapatos.
«Ellos están contentos al ver a la familia (…) tienen todos los sentidos completos», añadió su abuelo con un poncho alrededor del cuello.
“HIJOS DEL MONTE”
La operación de rescate se extendió hasta la madrugada de este sábado. Los niños fueron trasladados en helicóptero a la ciudad más cercana de San José del Guaviare y, luego, la Fuerza Aérea los llevó a Bogotá, donde están recibiendo atención médica.
«Ellos son hijos del monte» y saben cómo sobrevivir en la Amazonía, se regocijó Valencia.
El presidente Gustavo Petro anunció el rescate el viernes y este sábado visitó a los menores en el hospital, sin ofrecer declaraciones.
«El encuentro de saberes: indígenas y militares (…) este es el verdadero camino de la Paz», celebró el mandatario en Twitter.
Cuadrillas mixtas recorrieron 2 mil 656 km siguiendo el rastro de los menores, con tácticas militares y prácticas tradicionales de las comunidades originarias. Les lanzaron decenas de kits de supervivencia desde aviones, mientras reproducían un mensaje de la abuela en lengua huitoto en el que les pedían dejar de avanzar.
A mediados de mayo soldados encontraron la avioneta destruida con los adultos muertos.
A partir de entonces se lanzó la espectacular operación de búsqueda por cielo y tierra en el que hallaron pistas que daban cuenta de que al menos uno de los niños seguía vivo: tijeras, un biberón, frutas mordidas, refugios improvisados con hojas.
Indicios de que los menores estaban deambulando entre la tupida vegetación, donde habitan jaguares, pumas y serpientes venenosas entre los departamentos sureños de Guaviare y Caquetá.
Según mapas del Ejército, los hermanos se encontraban a 5 km del lugar del accidente. Decenas de uniformados e indígenas tuvieron que ser relevados durante el operativo por la dureza del clima y el terreno.
“SOMOS MUY GUERRERAS”
Con 13 años y una naturaleza «guerrera», Lesly mantuvo a salvo a sus hermanos menores, dice la abuela de los cuatro niños indígenas desamparados en la Amazonía colombiana.
«Siempre ella los cuidaba cuando la mamá trabajaba. Les daba fariñita, casabito (harina y pan de yuca), cualquier frutica en el monte», dice a la AFP Fátima Valencia, la madre de Magdalena Mucutuy, quien murió cuando la avioneta en la que viajaba junto a sus hijos se desplomó el 1 de mayo.
Las mujeres indígenas «somos muy guerreras», enfatiza Valencia, quien aguarda en un hotel de la ciudad de Villavicencio (centro) el momento de ver a sus nietos.
«No bajamos la guardia con el abuelo, con mi hermano, todas las noches oramos» relata Fátima. Encomendaron el destino de los menores a los «espíritus del tabaco y del mambe», una preparación a base de hoja de coca que usan los originarios en sus rituales.
Fieles a las creencias del pueblo huitoto, sospechaban que alguna fuerza sobrenatural impedía el rescate.
(Información de AFP en “Milenio”)