Inicio COLUMNA Opinión. Feminismo en Oaxaca: indígena y afrodescendiente

Opinión. Feminismo en Oaxaca: indígena y afrodescendiente

por Agencia Zona Roja

Néstor Y. Sánchez Islas

La lucha feminista que se da en calles y ciudades del país tiene en Oaxaca características propias. La profunda desigualdad, el abuso de usos y costumbres comunitarias y los oídos sordos de instituciones hacia el dolor y sufrimiento de la mujer indígena y afromexicana nos hablan de un feminismo oaxaqueño con características particulares.

La actitud de resistencia de la mujer actual frente a los ancestrales abusos sufridos tiene en el siglo XX una apasionante historia de mujeres que mantuvieron la frente en alto ante una sociedad que veía como natural y casi como designio divino la abnegación, el sufrimiento y la reproducción de la especie como destino obligado de cada una de ellas.

La lucha feminista del siglo XX logró cambios nada despreciables, aunque siempre insuficientes para corregir la profunda desigualdad de una sociedad cerrada y conservadora respecto del papel de la mujer. Los cambios más notorios fueron en materia política, laboral y educativa que conforman tres etapas a lo largo del siglo pasado.

Venía desde el siglo XIX la lucha por el sufragio y el derecho a tener participación política y fue hasta 1953 que se les otorgó. Casi no lo menciona la Historia oficial, pero las conquistas sociales de la revolución de 1910 dejaron de lado las demandas de justicia social de la mujer que la nueva elite revolucionaria ignoró. La justificación de aquellos generales era la supuesta docilidad y facilidad de manipulación de la mujer por parte de los curas y los conservadores. Hoy, el régimen político, también en nombre de la lucha contra los conservadores, poco a poco va conculcando derechos y libertades.

En la lucha por sus derechos laborales e igualdad de género podemos encontrar la segunda etapa del feminismo en México. Las condiciones económicas del siglo XX llevaron a que la mujer, en masa, accediera al mundo laboral, pero siempre en condiciones de desventaja ante los varones. Si ni siquiera se les pagaban salarios iguales mucho menos se les daba la oportunidad de alcanzar puestos directivos o gozar de una licencia por maternidad.

El feminismo mexicano cobró fuerza en los años 70 y 80, con demandas centradas en la legalización del aborto, el acceso a anticonceptivos y la denuncia de la violencia de género. La despenalización del aborto en la Ciudad de México en 2007 marcó un hito, pero en muchos estados del país las leyes siguen restringiendo los derechos reproductivos.

La mujer lucha todos los días porque su visión del mundo sea tomada en cuenta, que disminuya y se elimine la violencia de género y sus consecuentes feminicidios, que disminuya la brecha salarial, que se respeten sus derechos sexuales y reproductivos, que no se limite su participación política, el acceso a los medios y la cultura en igualdad de condiciones, la inclusión y contra la desinformación.

La mujer oaxaqueña de origen indígena y afromexicana y que ha sido víctima muy marcada de la exclusión en general, en la lucha por sus derechos, le otorga al feminismo características propias y diferenciadas de la lucha de las mujeres de los ámbitos urbanos que, normalmente, vienen de condiciones socioeconómicas muy diferentes a las de ellas. No solo luchan contra el machismo dentro de sus comunidades, sino también contra la opresión del sistema capitalista, colonial y extractivista.

La mujer indígena lucha también por su autonomía y autodeterminación, por el respeto a su ser, su lengua, costumbres y tradiciones. Defienden su territorio, sus bosques, agua y recursos contra el saqueo y los megaproyectos que las ignorarán y profundizarán su desigualdad y por el acceso a la justicia que casi siempre se les niega a menos que sus casos se vuelvan mediáticos.

La mujer afrodescendiente ha ganado visibilidad apenas hace pocos años. Se les tomó en cuenta para el folclor, pero se les discriminó en todos los ámbitos de su existencia, no solo por ser mujeres sino por el color de su piel. Hoy alzan la voz y demandan reconocimiento, respeto y visibilidad contra las estructuras políticas y sociales y hasta mediáticas que las han arrinconado. Exigen derecho a la salud, la educación y el acceso a un trabajo digno que les permita superar la pobreza ancestral que han padecido. Por supuesto, luchan contra los estereotipos raciales que las denigran y el debido reconocimiento a tener su propia identidad, sus tradiciones y costumbres.

Dentro de la lucha feminista de las grandes ciudades que normalmente protagonizan mujeres de las clases medias, las feministas indígenas y afro oaxaqueñas luchan por su propia visibilidad, ser tomadas en cuenta y que la agenda incluya sus necesidades.

Todas son mujeres y enfrentan problemas similares como la permanente injusticia y la cerrazón de las instituciones, pero las mujeres indígenas y afrodescendientes lo sufren aún más.

nestoryuri@yahoo.com

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