Néstor Y. Sánchez Islas
La comunidad católica de nuestra ciudad de Oaxaca celebró una fecha muy importante en su calendario religioso y tradicional. La Virgen de la Soledad se convirtió a lo largo de los siglos en un factor de identidad profundamente legitimado y aceptado sin hacer cuestionamientos. Su gran fiesta y vistosas calendas populares muestran la profunda veneración que por la Soledad de María se tiene en nuestra capital.
La nuestra no es la única Soledad. En Madrid, España, existe una muy conocida y en México existen representaciones de ella en varias ciudades, sin embargo, la Soledad de Antequera es, por mucho, la que mayor veneración tiene y que se ha transformado en uno de nuestros más preciados símbolos de nuestra capital.
Como mal católico que soy no conocía más allá de la leyenda conocida por todos: llegó a la ermita de San Sebastián en lomos de una mula de un arriero anónimo en el siglo XVI.
La mula no quiso continuar su camino hacia Guatemala, murió al lado de una roca que aun existe y su carga debió ser abierta para saber a quien pertenecía. Al abrirla encontraron el rostro y las manos de la virgen, un cristo y un texto que decía “Santísima virgen de la Soledad”.
En la búsqueda de la historia de tan importante devoción oaxaqueña encontré una tesis doctoral titulada “La imagen de la Soledad de Oaxaca: origen, patrocinio, culto social y discurso político, 1682-1814”, desarrollada por Selena del Carmen García Jiménez en El Colegio de México, de julio de 2017. De su larga tesis tomaré algunas citas textuales que nos ilustran sobre la historia de la imagen y su culto. Al final dejaré la liga de internet.
“La actual imagen de la Soledad es una escultura de ensamble y para vestir, elaborada con un armazón de distintos materiales tensados; solo cabeza y manos están talladas en madera. Las manos están juntas casi a la altura del pecho y entre los dedos sostiene una azucena. La vestimenta de luto está compuesta por basquiña y mantos negros que cubren todo el cuerpo”. (p.1)
“Pese a lo descrito, parece ser que esa no fue la primera imagen a la cual rendían culto los habitantes de Antequera” (p.2) De acuerdo con la hipótesis de la autora parece que la primera virgen estaba arrodillada, la que conocemos hoy está de pie. La fachada de la basílica tiene un bajo relieve de una virgen hincada ante la cruz.
“¿Por qué la que actualmente se venera es una Virgen que solo tiene talladas manos y cara?”. (p. 7)
“La capilla de San Sebastián fue construida en las faldas del cerro que durante la época virreinal recibió en el nombre de Jerusalén o Calvario, ahora llamado Fortín, donde culminaba la representación de la Pasión”. (p.5)
“Ante la escasez de agua en la ciudad durante 1672, el entonces obispo Tomás de Monterroso llevó sobre sus espaldas y en rogativa, a la iglesia de la catedral, una imagen soledana”. (p.5)
“Si se comparan las imágenes de la Virgen de la Soledad de Oaxaca del siglo XVII con las de la virgen del convento de la Victoria de los mínimos de Madrid, entonces no queda duda de que la imagen antequerana abreva de esa iconografía”. (p. 10).
“La fiesta principal del santuario de la Virgen de la Soledad se verifica aún cada 18 de diciembre, día señalado como el de la Expectación del parto de María”. (p.21).
“Hasta el momento, la primera mención del legendario hallazgo de la escultura mariana fue consignado en 1709 en las memorias de las monjas agustinas del convento de Santa Mónica en Oaxaca”. (p.31).
“Una peculiaridad del relato antequerano es la ausencia de niños, mujeres e indios, a quienes más de las veces, las imágenes escogían para ser portadores de su mensaje o peticiones”. “(…) las élites de la ciudadfueron a quienes se le revela el portento llevado a lomo de mula por un desconocido arriero”. (p. 32).
“Por último, se ha de destacar que no estamos ante una imagen “aparecida” sino más bien “hallada”. Donde los protagonistas no son indios, sino arrieros anónimos”. (p. 37).
“En la misma línea, la imagen misma, la creación de su leyenda, la fiesta y sus procesiones nos hablan precisamente de estos procesos históricos en la época virreinal, y en una región como Oaxaca, que lleva sus propios tiempos y ritmos y que se ven reflejados en la religión y devoción de las imágenes, promovida, claro, por una élite local”. (p. 37)
La tesis es muy extensa y las citas se deben contextualizarlas dentro del primer capítulo, al que pertenecen. La construcción cultural del culto mariano en la antigua verde Antequera fue una de las formas evangelización que hábilmente usaron los españoles para convertir a los indios. Académicos de hoy, como sociólogos y antropólogos ven en ese hecho un acto de dominación. Lo cierto es que la Virgen de la Soledad es un aceptado símbolo de devoción e identidad y es parte muy importante de la cultura de la antigua verde Antequera.
La tesis está disponible en: https://repositorio.colmex.mx/concern/theses/tx31qh95d?locale=es
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