Ismael García M./Zona Roja.
Oaxaca, Oax., a 15 de diciembre de 2025.- ¿Fue pura casualidad que haya reaparecido un año y un mes después de su “exilio” voluntario? ¿Fue la crisis nacional la que le obligó a salir a “respaldar” a la Presidenta Sheinbaum? O sus ansias de recuperar terreno que considera perdido en su feudo, como dueño que se cree de la marca Morena y su racha de triunfos políticos.
El caso es que el pasado 30 de noviembre, Andrés Manuel López Obrador reapareció en la escena pública, a través de un mensaje en video, para, supuestamente, dar a conocer su nuevo libro, “Grandeza”.
Y lo hizo tan de manera estridente que la lectura política no es que sigue retirado pero vigente, sino que mantiene el poder en el gobierno y en la política y que decide y continuará decidiendo muchas situaciones en la vida pública de México.
No, no está en el exilio como dice, sino que acepta incluso que ha hecho viajes a la Ciudad de México, supuestamente para ver a sus familiares, pese a que está separado ya de Beatriz Gutiérrez Müller, su segunda esposa.
La realidad es que ha acudido a la capital del país, en vuelos oficiales y escoltado, para atender asuntos netamente políticos y para “resolver” conflictos.
¿HAY CRISIS?
La Presidenta Claudia Sheinbaum cumplió el pasado 1 de octubre un año en el cargo y hasta ahora no lo ha hecho del todo mal.
Si bien la inseguridad persiste en muchas entidades del país y que la incidencia delictiva sigue al alza —aunque en cifras oficiales se diga lo contrario—, México no está en grave crisis (como para que López Obrador saliera a decir que está dispuesta a defenderla).
El crimen organizado sigue enraizado en el país y creciendo, y no es un fenómeno reciente; se exponenció precisamente en el sexenio de López Obrador, el primero del Partido Morena, e incluso se le consintió al grado de que se pudiera expandir a lo largo y ancho del país.
Y es precisamente esta situación por la cual el gobierno de Donald Trump ha amenazado a México con invadirlo si no combate de manera frontal a los grandes y pequeños cárteles del narcotráfico.
Ha amagado incluso con aplicar aranceles inusitados si nuestro país no contribuye a dejar de enviar drogas de todo tipo al país vecino (como si con ello se lograra reducir los niveles de consumo de estupefacientes en Estados Unidos).
Y la Presidenta ha logrado capotear la problemática; por un lado entregando capos y por el otro poniendo a trabajar a las instituciones de seguridad y procuración de justicia del país y de las entidades.
Se han logrado decomisos importantes y eso lo ha reconocido ya el propio gobierno norteamericano y el propio Trump, quien ha elogiado a Sheinbaum, sin dejar de presionar.
La pobreza en el país no ha tenido reducciones significativas pero tampoco ha crecido, como sucedía en sexenios pasados; claro, regalar dinero a todos los niveles no es la panacea pero ha servido de algo.
La economía está prácticamente estancada pero se mantiene y no ha generado alguna crisis; incluso en los últimos meses han aumentado, por ejemplo, las exportaciones a la nación norteamericana.
Luego entonces, no hay señales suficientes de que el gobierno de México haya sido rebasado y por lo cual debiera reaparecer el salvador de la patria, el creador del sueño llamado “Cuarta Transformación”.
LAS SEÑALES
Su mensaje en video del pasado 30 de noviembre no fue espontáneo, mucho menos casual; escenario planeado, con uso de equipos profesionales; peinado moderno, vestimenta casual pero pulcra.
Así fue como reapareció Andrés Manuel López Obrador, un año después de haber dejado el poder presidencial. Bueno, de haber abandonado el Palacio Nacional.
Su libro “Grandeza” con sus reflexiones acerca de la grandeza del patrimonio cultural de México no es lo más relevante. No.
Lo es su mensaje de amago de regresar a la escena pública, si hubiera alguna de las tres condiciones, según él:
Para defender la democracia, si hubiera un atentado contra ella, “como lo hacían antes los oligarcas, potentados y corruptos”.
Para defender a la Presidenta Claudia Sheinbaum “si hay intentos de golpe de Estado o acoso en su contra”.
Para defender la soberanía de México; al afirmar que el país es libre, independiente y soberano, y que México no es colonia de nadie, en clara referencia a las amenazas e imposiciones de Estados Unidos.
En realidad, es dejar en claro: “aquí estoy, para lo que necesiten”. Aunque el país ya no lo requiere. Si bien hubo cambios importantes en la vida pública de México, no son los que se habían anunciado.
La corrupción no se fue; al contrario, creció, con los López-Beltrán y socios; el crimen organizado, como dijimos, abundó sobremanera; la obra pública, a medias o sin terminar, pese a multimillonarias inversiones; en algunos casos, simplemente no son rentables, útiles, como el Tren Maya y el nuevo aeropuerto internacional.
Pero con todo ello, López Obrador debería dejar gobernar a Claudia Sheinbaum.
LAS RESPUESTAS
Tras ello, vinieron también las respuestas políticas de la Presidenta: quitó al titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero, quien jamás actuó en contra de los grupos delictivos y contra las denuncias de corrupción a nivel federal.
En su lugar, el 3 de diciembre el Senado ratificó a Ernestina Godoy, allegada a Sheinbaum y su colaboradora desde la Ciudad de México.
Pero de nuevo vino la respuesta de Obrador, ahora a través de Adán Augusto López, uno de sus más allegados políticos, quien repartió a diestra y siniestra los libros “Grandeza”, en las que invirtió millonarias cantidades, sin especificar a detalle de dónde los recursos y porqué.
Se limitó a decir que era un regalo navideño; en realidad, se trató de remarcar López Obrador está y seguirá vigente a través de sus cómplices, que son muchos.
Y la semana pasada se dio a conocer un documental sobre la vida de Andrés Manuel López Obrador, para insistir que está y estará presente en la vida pública y política.
El ex Presidente está dolido por los señalamientos de corrupción en contra de sus hijos mayores. Pero han sido confirmados a detalles por diversos medios de comunicación de prestigio.
Está dolido por los señalamientos y ataques en contra de sus allegados, entre ellos Adán Augusto y Gertz Manero; está dolido por las críticas a sus fallidos proyectos. Y está dolido porque, según él, Claudia Sheinbaum no lo defiende con la vehemencia que él quiera.
Pero, si no tiene nada qué esconder, ¿par qué reacciona con virulencia? ¿Para qué exhibe al gobierno de México y dice que en caso de ser necesario, saldría de nuevo como salvador de la patria? Si nada debe, pues nada tendría que temer.
